Cine-mundial (1944)

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uos en otro planeta; disloque y confusión moral y material. No desaparecerá la humanidad como en la obra de Flammarion, pero ya se ha acabado “nuestro mundo.” A LOS RUSOS siempre los sacan con barbas en caricaturas o en la escena; pero un corresponsal americano escribe desde Moscú que en la Rusia actual se ven pocos bigotes, y que las patillas han pasado a la historia. UN CRITICO neoyorquino dice que cuando un cómico es realmente bueno, el público se ríe antes de que abra la boca. YA HACE tiempo que esto salió por aquí, pero tal vez resulte nuevo para algún lector. Se dice que los alemanes optimistas están estudiando inglés; y los pesimistas, estudiando ruso. LA OTRA noche el narigudo Jimmy Durante estaba haciendo su número en el cabaret de Broadway donde trabaja, y un beodo de una mesa cercana se puso muy majadero y comenzó a distraer la atención del público. Por fin se le agotó la paciencia al cómico. “Oiga usted, amigo,” le dijo. “Le vey a rogar que me dé su nombre. Pero no me lo diga. ¡Me basta con odiarle de incógnito ! DURANTE el asalto de la escuadra americana a una de esas islas del Pacífico, a un cabo de mar y tres marineros les encargaron la misión de atrapar vivo a un japonés para interrogarle. Al poco cercaron a.un soldado, escondido en la copa de un arbol; y le empezaron a disparar a fin de que contestase y se le agotaran las balas. En cuanto cesaba el tiroteo, le gritaban “Yama-Yama,” “Yama-yama,” que en japonés quiere decir: ¡Ríndete! Al cabo de tres horas, el tirador arrojó el rifle, se bajó del árbol con los brazos en alto, y dijo en perfecto inglés: “¡Qué Yama-Yama ni qué —! Yo trabajé en Boston quince años. EN LOS ESTADOS Unidos, gracias a la Secretaría de Agricultura, la gente de campo sabe más que en otros países y las fincas, o haciendas, son casi autógenas. En ellas se teje, se fabrican muebles, se matan reses y se conservan y enlatan carnes y frutas; se hace vino, cerveza, sidra y whiskey. En fin, que los campesinos no dependen de nadie; y les basta con ir un par de veces al mes a la tienda del pueblo. Esto no sucede en España o Francia. por ejemplo. donde los aldeanos son bas Abril, 1944 ELLA—¿Y qué dijo su sobrino cuando se enteró de que usted se iba a casar conmigo? EL—¡Se puso tan contento que cualquiera diría que era él el que se iba a casar contigo! tante atrasados. La mayoria no sabe ni hacer pan, y tiene que comprarselo al panadero. LA GUERRA pasada fué la era de las camisas de seda de veinticinco dólares; ésta de ahora, la de las corbatas pintadas a mano de cincuenta, cien y hasta doscientos dólares. Un recién llegado de Hollywood se compró en Nueva York dos pares de Zapatos, hechos a la medida, a cuarenta y tres dólares cada uno. Hay más todavía. Este individuo a que aludo gana en la actualidad $106,000 anuales. Hace veinticuatro años justos era mandadero de una casa de películas; y es probable que se independizara para no recibir más cocotazos de su jefe, hombre de muy mal genio que hoy es empleado de esta revista—y que no se gasta cuarenta y tres dólares cuando tiene que calzar a toda su numerosa familia. —jCaray, vea usted qué precios: 50 pesos la chaqueta y 125 la gabardina! ¡Qué barbaridad, hombre, qué barbaridad! —j Que no se diga, don Casimiro! ¿No me dijo usted que se iba a echar esas cosas a la espalda? Página 173