Cine-mundial (1944)

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CUANDO PIDE VD. WHISKEY CUANDO PIDE VD. WHISKEY AMERICANO CUANDO INSISTE VD. EN THREE FEATHERS Hoy dia esta de moda el whiskey americano Al pedir whiskey americano demuestra Ud. estar al día. Al exigir THREE FEATHERS prueba Ud. que sabe cuáles son los mejores whiskies americanos. THREE FEATHERS es un whiskey amable, blando, añejado despacio y que se destaca entre los whiskies americanos. OLDETYME DISTILLERS CORPORATION Empire State Building Nueva York EL WHISKEY AMERICANO THREE FEATHERS la, la separación de California del dominio de España tampoco costó una sola gota de sangre. Al independizarse Méjico, California quedó como una colonia de la llamada Nueva España; y Méjico, sin ningún esfuerzo propio, se encontró con un vasto imperio colonial en el norte del Continente. Mientras esto sucedía, Gaspar de Portolá terminaba sus días en su nativo Balaguer, junto al Segre, contemplando sin duda su inútil espada, pero orgulloso de blasonar que en él moría el último conquistador de América. ¡Paso a las Bellas! (Viene de la página 179) radores que las estrellas máximas del estudio. —Pero lo más curioso—nos dice Alexis—es que en realidad yo también he cambiado mi nombre, porque cuando nací hace 20 años en la ciudad de Pentiston, en British Columbia, me bautizaron con el nombre de Gladys FitzSimmons Smith. —¿De dónde ha sacado entonces el nombre de Alexis?—le preguntamos. —Adopté el nombre de mi padre, al que adoro—nos replica—en cuanto tuve uso de razón. Mi padre se llama Alexander y yo acorté su nombre, dejándolo en Alexis, lo que hacía pensar con frecuencia a mis condiscípulos en las escuelas de Los Angeles, donde vine a vivir cuando aún no tenía dos años, que era de ascendencia rusa. ¡Y cómo me divertía eso! —¿Cómó pensó usted en el cine? —Siempre tuve afición a las Bellas Artes y desde niña me dediqué con afán a la música, llegando a tocar bastante bien el piano a los 10 años. A los 11 comencé a dar clases de canto y de baile. A los 13 bailaba en los coros de “Carmen” y de “El Príncipe Igor,” en los conciertos del Bowl. A los 16 gané un concurso de declamación en la escuela de Segunda Enseñanza de Hollywood, donde tenía de compañeras a Lana Turner y a Judy Garland. Pero nunca me había interesado en el cine, por considerar que mi estatura era demasiada alta para la cámara. —¿Y entonces... ? —Prefería mucho más el teatro y ambicionaba ser una artista dramática como Katherine Cornell y Helen Hayes. Pero un día, inesperadamente, un agente de la Warner me vió representar un papel en un drama de la escuela y me contrató en seguida como damita joven, con 75 dólares a la semana. —¿Cuándo fué eso? —En el año de 1940. Para ser exacta, en el mes de octubre, que siempre ha sido para mí el mes de la suerte. Aunque pasaron largos meses, al parecer sin ninguna, y aunque no tuve mucha tampoco en mis dos primeras pruebas cinematográficas. —jCuénteme, cuénteme!... —Mi primera prueba la hice en una película de Miriam Hopkins, titulada “The Lady With The Red Hair,” en la que apenas si tenia un par de palabras que hablar. Cuando se estrenó, fui tres noches seguidas a verla y por más que miré con ojos de Argos, no pude encontrarme, y desistí de volver a verla. —¿Y la segunda? ... —La segunda fué poco más o menos. Me pusieron en “Huyendo del Destino,” con Jeffrey Lynn, Geraldine Fitzgerald y Thomas Mitchell. ¡Esta vez en un gran papel! Tenía que decir, con entonación dramática, en cierta escena importante: “¡Quisiera estar muerta!”. Yo estaba segura de que había hecho sensación, porque me había estudiado el papel a conciencia. Esta vez llevé a mi madre al estreno. En el momento preciso dí un tirón del brazo de mi madre, diciéndole: “¡Mira, mamá, ahí estoy yo!” “¿Dónde?...”, preguntó mi madre. Pero para entonces ya había yo desaparecido, y mi madre no pudo verme, ni aquella noche, ni otra ninguna, tan fugaz era mi paso por el Lienzo. Alexis Smith se ríe al recordar estos incidentes, que ahora le parecen cómicos. —Pero no crea usted que esto fué todo—sigue diciéndonos. — Frank Capra me escogió para su gran película, “Meet John Doe.” Esto fué para mí el colmo de la felicidad y de las ilusiones. Esta vez no tuve necesidad de desojarme buscándome en la pantalla, al estrenarse la película, porque sabía que no había de verme. Tuve sí, el gusto de escuchar mi voz en dos palabras impresionantes: “Sí, señor,” me oí decir por la bocina de un dictáfono. Y así una vez y otra vez en sucesión, durante unas cuantas películas más. Vino después para Alexis Smith la exhibición de su belleza notable en centenares de fotografías de publicidad, en trajes de baño... en modas... en lecciones de belleza... A consecuencia de esta publicidad fué presentada en el famoso sexteto de la película “Las Novias de la Marina,” y poco después obtuvo el único papel femenino de la película de Errol Flynn, “Dive Bomber.” La belleza de Alexis Smith en Tecnicolor sorprendió aún a los mismos productores. Y otro gesto de rebeldía, en pugna con la tradición de Alexis Smith, les sorprendió aún más. Alexis convenció al director Michael Curtis de que no debía besar en la película a Errol Flynn. ¡Y Errol Flynn se quedó sin el beso! Continuó de aquí en adelante su ascensión rápidamente, hasta el momento de ser considerada como el tercer ángulo del triángulo, con Charles Boyer y Joan Fontaine en “La Ninfa Constante.” Alexis triunfó en esta prueba formidable, en la que tenía que aparecer como chiquilla enamorada, como mujer apasionada y celosa y como dama elegante y distinguida, y quedó convertida en actriz de primera fila. Ya en calidad de estrella, filmó con Errol Flynn, con Fredric March y con Humphrey Bogart, tres grandes películas en sucesión; apareció más tarde en “One More Tomorrow,” con Ann Sheridan y Dennis Morgan, y en “Rapsodia en Azul,” con Joan Leslie y Bob Alda; y la veremos pronto, como dijimos antes, con Jack Benny y Dolores Moran en “The Horn Blows At Midnight.” Alexis Smith, pese a su nombre sin “glamor,” es ya una estrella “glamorosa.” Solución al Fotocrimen de la página 162 Si la señora de Carter se hubiera ahogado en la forma en que dijeron Carter y Constancia, el remo de la canoa y el sombrero de la victima no hubieran podido ser encontrados, como se encontraron, en el espigón de Brown. El sitio en que los halló Ryan en dicho espigón estaba, según Carter y su secretaria, frente por frente del lugar de la tragedia, a la mitad del río. Y, según testimonio de los acusados y de Ryan mismo, la corriente tenía ahí una fuerza tremenda y no hubiera sido posible que, yendo río abajo, dicha corriente los dejara a la orilla, en vez de arrastrarlos. Todo se aclaró durante el juicio. Constancia fué a dar a una casa de locos y Carter a presidio, condenado a cadena perpetua. Cine-Mundial