Cine-mundial (1944)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

Página 362 Haga rendir el MAXIMO a su coche instalandole BUJIAS FABRICA En un descenso durante el rodaje de "El Pirata y 4 i $ la Dama", se dedican a comer macarrones los actores Cecil Kellaway y Arturo de Córdova, y el director Mitchell Leisen. en nuestro propio patio: en la masa donde Anónimo y yo no nos metiamos con nadie. pero a la que el borracho, el camarero y una de las mujeres vinieron a relatar sus respectivas cuitas. “De manera sea,” como dice Capabús, que cuando llegó Mitchell Leisen era toda una muchedumbre la que lo aguardaba. Por fin, se presentó. Alto, tostado, elegante, amable, con un bigotito gris que le da aire de diplomático y unos ojos burlones y penetrantes, traía un traje acabado de hacer, o por lo menos acabado de planchar. Me levanté para saludarlo, se levantó Anónimo, y con el codo, sin querer, hizo dar un salto mortal al vaso de whikey que tenía delante. El eminente director Leisen quedó bañado en whiskey de arriba a abajo. Salieron de estampida, al estruendo, los intrusos, los camareros y, por supuesto, el ambiente aristocrático. Mientras duró la charla, Leisen apestaba a taberna y Anónimo enmudeció de mortificación, Pudimos así hablar con calma, excepto durante un intermedio en que el borracho del pelo blanco vino, con una toalla, a pretender secar la ropa de Leisen. Lo único que logró fué que lo echaran de ahí definitivamente. Entre las hazañas de Leisen se cuenta la de haber dirigido la película máxima que, hasta la fecha, ha filmado Arturo de Córdova en Hollywood—“El Pirata y la Dama.” Y entre las consecuencias resultantes está la de que el director se ha convertido en uno de los más fervientes amigos del artista mejicano. Durante nuestra conversación habló de él, de su talento y de sus aptitudes más que de sí mismo. Leisen es un director distinto. Por lo general, sus cofrades—conscientes de su importancia— lanzan órdenes, se tiran del pelo, increpan, interrumpen y hacen una gran cantidad de ruído. Pero Leisen no. (Me consta porque varios actores y una actriz que con él han representado me lo dijeron). Se sienta al frente del escenario, después de dar instrucciones al fotógrafo y al personal... y, sabiendo que nadie va a echar a perder el asunto, deja que cada cual trabaje a su gusto y según su gusto... y la escena casi siempre sale bien. Sin aspavientos, sin ataques de nervios. Eso, tal vez, explica la: celebridad ne Leisen y el afecto que le tiene su gente. Su especialidad son las peliculas con música. Su preferencia es por las películas biográficas y probablemente una de ellas le confiará la Paramount dentro de poco. En medio de la charla—toda olorosa a whiskey con agua de sifón—Leisen me preguntó: —¿Qué me cuenta usted de las películas mejicanas? Cuando sali de la sorpresa, me enteré de que esta interesado financieramente en mas de una empresa productora cinematografica de aquel pais. Si eso no es noticia.. Y volvimos a hablar de Arturo de Cordova, y de lo simpatico que es, y de que le gustan los macarrones, etc. A mi vez, pregunté qué le parecían las obras de teatro que ahora brillan en Broadway y me mencionó dos, de las cuales él quisiera adaptar al cine por lo menos una. Musical, por supuesto. Y, por supuesto también, en colores... como las que le han dado renombre. Leisen, que parece inglés por su aire, por su bigotito y por sus modales europeos, nació en el centro de los Estados Unidos, en una población que parece de camelo: Menominee, y, entre sus antepasados, se cuentan un gobernador de provincia y un alcalde de Nueva York, De chico no se tuvo que preocupar por el porvenir, pues su familia tenía fortuna. Pero, ya grandecito, había que ganarse la vida y se dedicó a arquitecto, estudiando esa profesión en la universidad de Washington. Cuando llegó a Hollywood, con toda lógica, se ocupó en construir escenarios. Cecil B. De Mille, que en esos dias estaba preparándose para filmar “Macho y Hembra,” confió a Leisen la tarea de crear el vestuario de la película, que no tenía nada de arquitectónico. El éxito le aseguró el porvenir y, poco a poco, fué ayudando a dirigir a otros y acabó por dirigir él mismo... Su primera cinta fué “Canción de Cuna.” Todas las siguientes tuvieron idéntico, entusiastas recibimientos. Es uno de los directores más célebres, más ocupados y más costosos de la capital del celuloide. Todo esto me lo dijo, sin alardes ni presunción, pero con una peste—ya no fragancia—a whiskey agrio (el de la ducha) que acabamos por irnos cada cual por su lado: él a bañarse en agua y yo a respirar aires más frescos. Le hice promesa solemne de que, la próxima vez, nos veríamos en el Waldorf Astoria, a la puerta de cuyo bar hay una placa de bronce, que dice con tamañas letrotas: “Aquí, RESPETUOSAMENTE, no se admiten mujeres”. Cine-Mundial