Cine-mundial (1946)

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Como Conoci 7) “La Viuda” Por Alejandro Sux Pore el que haya leído obras de Victor Hugo, Alejandro Dumas y de los folletinistas franceses del siglo pasado, saben que a la guillotina se la llama “La Viuda” en el lenguaje de la canalla delincuente. Este aparato se dice que fué inventado por el Dr. José Ignacio Guillotin durante la Revolución Francesa; este médico, profesor de anatomia en la Universidad de Paris, murió guillotinado en 1814, por razones políticas, como la mayoria de sus miles de víctimas. Históricamente, la Guillətina no fué inventada por el Dr. Guillotin; este buen hombre propuso la decapitación de los criminales condenados a muerte, arguyendo motivos humanitarios, y aconsejó el uso de una maquina empleada en Italia; el Dr. Louis la perfeccionó, y la Asamblea Revolucionaria la adoptó; por esto es que, al principio, el pueblo de París la llamó “La Louisette.” Oficialmente se la llama ahora “Los Maderos de la Justicia,” y a quien la hace funcionar, “Ejecutor de Altas Obras.” El verdugo cobraba, y seguirá cobrando su equivalente, 35,000 francos oro, que debían abonársele en monedas contantes y sonantes. De esa suma, bastante bonita por labor tan fea y breve, debe descontar quien la percibe los sueldos de sus dos ayudantes y los gastos de conservación del siniestro aparato. En París acaba de ser guillotinado el Dr. Petiot, que asesinó friamente a dos o tres (no se está seguro de la cifra exacta) docenas de personas; el sádico ha sido victima, no solamente de la Justicia, sino también de la Política; efectivamente, si la Constitución que fué rechazada en el último plebiscito francés, no lo hubiese sido, la guillotina no funcionara porque iba a ser suprimida como instrumento de tortura. Con este motivo hemos pedido a nuestro colaborador y amigo Alejandro Sux, que nos contara sus impresiones sobre el verdugo Deibler, que él conoció, sobre la guillotina que él vió funcionar . . colaborador. . y nada más. Tiene la pluma nuestro insigne Página 392 Una de las raras veces en que se ha fotografiado "La Guillotina" en París momentos después de cumplir su siniestra misión. Los hombres de sombrero hongo, vestidos de negro, son el verdugo y sus ayudantes. La Guillotina es desarmable; las piezas que la componen están numeradas; ocho maderos de distintos tamaños, uma gran visagra,—que permite levantar y bajar la luneta para asegurar la cabeza del condenado,—una báscula muy sensible destinada a sostener el cuerpo vivo y a hacerlo resbalar hasta el canasto, una vez privado de vida, puesto que el sostén, que es el cuello, ha sido seccionado; una pesadísima y afilada cuchilla triangular sostenida por un cable de acero que se desliza de alto a bajo entre dos paralelas engrasadas. Todo esto forma la guillotina. Además de este aparato, el verdugo o “Monsieur de París,” como también se le llama, necesita para cumplir con su horrible ministerio un gran canasto de mimbre, un balde, unos cuantos kilos de serrín, un par de esposas y otro de grillos, pues el condenado marcha al cadalso con las piernas trabadas y las manos unidas a la espalda; unas tijeras para descotar la camisa del reo y recortarle el cabello de la nuca si es necesario; un carromato tirado por dos caballos que la tradición exige blancos; un furgón ferrocarrilero para el transporte terrestre y una gran caja cerrada para el marítimo. El cigarrillo y el vaso de ron rituales que consumen los condenados minutos antes de la ejecución, los suministra gratuitamente la administración carcelaria, en cuyo presupuesto figura una partida especial al efecto. De un golpe certero y seco, la cuchilla triangular troncha el cuello aprisionado en la Luneta; la cabeza cae en el balde lleno de serrín; el cuerpo rueda hasta el canasto de mimbre; los ayudantes derraman más serrin sobre la sangre, cubren al tronco decapitado junto con la cabeza cortada, encierran todo ello en el carromato, y el verdugo conduce los restos hasta el cementerio para enterrarlos en lugar especial, Cine-MUNDIAL