Cine-mundial (1920)

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CINE-MUNDIAL ASI TERMINO UN RÉGIMEN Por JULES D'ANVERS (Ensayo de Crónica) CON la forci-voluntaria renuncia del expresidente Cabrera, a quien una semana antes había declarado la Asamblea Nacional inepto para desempeñar el elevado cargo que monopolizaba hace cuatro lustros contra la absoluta oposición del país, vamos a entrar de lleno en una era en que la libertad de trabajo sea constante preocupación de gobernantes y gobernados. CINE-MUNDIAL, por su índole de pura información artística, no viene a ser, precisamente, terreno propio para un artículo en que la política se inmiscuye con recia densidad entre problemas económicos y comerciales; mas sin embargo, su extensa circulación, su influencia en la América, las aprovechamos para relatar a la generalidad de nuestros amigos y hermanos latinoamericanos, los sucesos de la caída del régimen tiránico de Estrada Cabrera, sin descuidar la influencia inapreciable de esa caída en el desenvolvimiento comercial y, por ende, cinematográfico de todo un pueblo. Nuestro Estrada Cabrera subió al poder en 1898 contra viento y marea. Su actuación en el Ministerio de Gobernación y Justicia en el gobierno Reyna Barrios, donde asesinó bajo la máscara de la ley a cuantos enemigos podrían obstaculizar sus proyectos, hacía temer a la generalidad que Cabrera en la presidencia dejaría chiquitos a los déspotas más subrayados, como Rosas, Francia, García Moreno, etc. En el mismo año de 1898 empezó una apretada emigración de todos los hombres de valer, a quienes sin cesar perseguía ei veneno y el puñal del nuevo César. La Penitenciaría Central, capaz de enseñar a la Bastilla, se llenó de reos políticos. Bastaba la más leve denuncia para sumir en un oscuro y húmedo calabozo a la persona más honorable del mundo; los hombres de negocios sufrieron inicuas persecuciones; propietarios e inquilinos, finqueros y colonos, comerciantes, curas, todo lo persiguió con saña. Reformó la constitución a su antojo, legalizando la reelección y su tarea disolvente. Trabajó en el hogar particular, donde metió la deshonra y la desconfianza. Al final de su Gobierno gastaba $2,000,000 — dos millones de dólares al año para pagar espías — fondos que extraía de las arcas nacionales mientras el país escurría la miseria por la asombrosa fecundidad del suelo. Insistir en detalles de su administración criminal, sería prolijidad; pero, por notable, no se puede pasar por alto lo relativo a la vida comercial, cuyo estancamiento puso al país al borde de la ruina. En general. Cabrera toleró actividades comerciales únicamente en algunos extranjeros; el guatemalteco fué anulado. Semejante política tendía a desorganizar y dividir, con el fin de eternizarse en el poder y de gobernar sin riesgo de oposiciones. Para sembrar el descontento prohibió los espectáculos, y nuestro teatro, en que trabajaran artistas de mérito, fué cerrado tácitamente mediante la suspensión de subvenciones, sin las cuales las empresas se exponían a pérdidas cuantiosas, como sucedió con la compañía de Matilde Moreno, que por poco se queda "varada" en el país. Abrir un Cine era tarea de romanos: había que pedirle audiencia, en seguida hablarle mal de alguien, publicar en la prensa artículos acaramelados y, a la postre, corriendo el albur de que en cualquier momento se le ocurriera al tirano tachar al em Juuo, 1920 < -> PÁGINA 624