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Cine-mundial (1920)

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CINE-MUNDIAL La Factura de Argumentos Cinematográficos Por A. VAN BURÉN POWELL autor de la obra "Los Resúmenes de Argumentos Cinematográficos" y de " Belinda se Peina de Alto", "Cuidado con la Pintura", " Salí y está de Prisa", "Babette" y otros argumentos de películas, tanto originales como adaptados, que kan sido presentados con éxito en la pantalla. Lo que se debe saber y la manera de estudiar •^t^ OCOS son los que, ya por afición lite.^rj raria o ya por mero deseo de ganar JMt^B dinero (deseo loable del cual nadie ^WA debe avergonzarse) no han pensado alguna vez en hacer un argumento cinematográfico. Pero el obstáculo principal con el que se tropieza en la mayoría de los casos, es la ignorancia en que la generalidad de los presuntos autores están de la forma en que deben escribirse esos argumentos y de la manera como deben ser presentados para que los directores les hagan caso. Sin embargo, tales detalles no son difíciles de aprender, con tal de que se estudien y raanej^^n conforme a las reglas. Lo primero que hay que hacer es marchnr con lentitud y aprender paso a paso las lecciones que pudiéramos llamar de priijiJirición, a fin de no olvidar nada. Es necesario, en otras palabras, tomar el asunto en serio y poner en él nuestros más óinceros esfuerzos mentales. A fin de que el trabajo del argumentista resulte aceptable para el director cinematográfico, es indispensable que éste lo comprenda desde el principio, y no debe olviiíarse, ante todo, que lo que el presunto autor trata de vender es una TRAMA. Por muy bien que aprendamos los métodos de presentación de nuestras ideas, nunca podremos tener éxito como autores cinematográficos sin conocer todos los detalles re'itivos a la trama. La trama es en una película de arte mudo lo que los huesos son para nuestro cuerpo: la armazón, el firme esqueleto que une entre sí las diversas partes. Sin tal armazón, nuestros cuerpos no podrían tenerse en pie. Como tampoco pueden tenerse en pie los argumentos cinematográficos que carecen de trama. Es, pues, evidente, que lo primero que hay que aprender es lo que constituj-e una trama cinematográfica. Debemos enseñarnos a reconocer cuáles son sólidas y cuáles débiles; debemos identificar aquellas que han sido ya usadas por otros y que están tan gastadas, que los directores ni siquiera por encima las examinan ya. Y debemos, asimismo, evitar ciertas tramas que resultan "imposibles". Pero para familiarizarnos con las tramas, es indispensable estudiar. Debemos analizar el mayor número posible de películas, de las que se presentan en público, no simplemente como diversión, sino como estudio, examinando los puntos que atraen al espectador, a fin de descubrir el elemento psicológico y de averiguar qué es lo que a la gente le gusta y qué es lo que le disgusta. Debemos disecar las producciones a medida que se van desarrollando ante nuestra vista, a fin de descubrir esa armazón, esos huesos en torno de los cuales toma cuerpo la cinta. Y una vez que hayamos hecho esa disección, debemos darnos cuenta de cómo fueron unidas entre sí las diversas piezas, del efecto que cada una de ellas tiene en el público y de las reformas o mejoras que pudieron haberse hecho al armarlas entre sí, conforme a otro plan diferente. Julio, 1920 < N. de la R. — El señor Powell, que no solamente es un reconocido perito en argumentos cinematográficos, sino que ha escrito muchos asuntos para lienzo y un libro en que explica los detalles técnicos del arte de hacer eso<¡ argumentos, va a redactar, exclusivamente para CINE MUNDIAL, una serie de doce artículos sobre esta materia, de los cuales el primero aparece en estas columnas. Invitamos a nuestros lectores a que consulten al seíior Powell y a que le envían, en inglés, resúmenes de argumentos originales, a fin de que él haga la crítica respectiva y, tal vez, si la idea es aprovechable, ayude a sus autores a vender los susodichos argumentos. También debemos estudiar las obras literarias, con la misma atención y siguiendo el mismo sistema que en las películas y mientras mejor estudiemos las tramas respectivas, mejor preparados estaremos. Mientras nos dedicamos al estudio de los temas literarios y cinematográficos ajenos, a fin de abrir el camino a la confección de los propios, podemos también aprender las reglas que gobiernan la forma en que dichos temas deben ser presentados al director cinematográfico. La cuestión de forma es muy importante, porque presenta nuestras ideas de la manera que más conviene y agrada a los directores y que es más fácil de comprender para ellos. Sin embargo, hay que abstenerse de aplicar estas reglas de forma hasta que seamos maestros en el arte de construir el armazón de la trama que tratamos de vender. Hay que hacer el esqueleto firme y sólido, que luego podremos adornarlo como mejor nos parezca. El fondo es lo esencial, aunque la forma no deba descuidarse por las razones explicadas en el párrafo anterior. Examinemos primero la trama y aprendamos sus características, analizando los elementos que entran en su composición. Al efecto, elijamos un tema sencillo, a fin de que no haya confusión. No estamos ahora tratando de hacer un argumento para película, sino nada más aprendiendo de qué elementos debemos disponer para hacer, más tarde, un argumento cinematográfico propiamente dicho. La trama es un relato, más bien imaginario que cierto, que tiene que ver con un período de la vida de una persona que, en ese período, se ve obligada a vencer algún obstáculo que se interpone entre ella y la felicidad. A fin de facilitar la comprensión de lo que ese obstáculo o impedimento es y la razón de su presencia, una trama debe comprender: primero, un prólogo en el cual sea presentado el protagonista de la historia; segundo, una serie de situaciones en las que se vea cómo el protagonista halla el obstáculo o impedimento a su felicidad; tercero, una serie de situaciones por las que se vea la forma en que el protagonista encuentra y vence ese obstáculo, y cuarto, un epílogo que nos satisfaga y que demuestre que el obstáculo o impedimento para la dicha ha sido vencido o conquistado y que el protagonista no volverá a verse amenazado ni turbado en el goce de su ventura. Ya han sido usadas en el curso de este artículo palabras que necesitan explicación. Tales, por ejemplo, "situación" y "obstáculo". Y justo es aclarar su significación. En el lenguaje cinematográfico, cualquier momento de intenso interés, en el que los protagonistas experimentan honda emoción o sentimientos, o durante el cual el espectador es presa de inusitado interés, que lo conmueve y lo tiene suspenso, se denomina una "situación". Por ejemplo, si dos enamorados están diciéndose mutuas ternezas y un pretendiente rechazado cae de pronto entre ambos y acusa a la joven de tales o cuales faltas, el interés provocado por nuestro ansioso deseo de saber en qué parará aquella escena, forma la tensión emotiva necesaria, y crea la "situación". Si, en otro caso, cuando se representa una comedia, verbigracia, un hombre desea reconquistar el perdido cariño de su esposa mediante el expediente de hacerla creer que se ha suicidado, y toma un líquido que parece veneno, y repentinamente descubre que, en efecto, contra lo que él creía, ese líquido es veneno de veras, sobreviene un momento de interés y suspensión, y allí tenemos creada una situación. Un obstáculo o impedimento para la dicha es, en realidad, una obstrucción cualquiera en la senda pacífica y uniforme de la vida. Puede tratarse de una obstrucción bien definida; por ejemplo: un hombre es novio de una joven y la adora. Intempestivamente, pierde el empleo y descubre que su novia, al saberlo, se inclina hacia cierto pretendiente que tiene dinero. Esa es una barrera a su dicha, hasta que, obteniendo un nuevo empleo o logrando, en otra forma, reconquistar el afecto perdido, goza nuevamente de su felicidad. La falta de trabajo sería el obstáculo en este caso. Tratándose de una comedia, si se niega a un pretendiente la mano de la pretendida, esta negativa es un obstáculo. Mientras el padre no consiente, el obstáculo persiste, pero si se logra ganar su buena voluntad, el obstáculo desaparece. Estudiemos ahora una trama sencilla y examinémosla a fin de descubrir cómo entran en Juego en ella las cuatro partes que hemos ya enumerado como integrantes de todo argumento. Prólogo: Juan, nuestro héroe, es pobre pero excelente persona. Ama a la bella Mercedes, cuyo padre es afecto al pretendiente. Juan tiene un rival a la mano de Mercedes: Pedro. (Entra aquí el obstáculo.) Este Pedro es de mala entraña y, a fin de hacer daño a su odiado rival, busca a unos picaros para que asesinen a cierto enemigo que Juan tiene, de modo que la culpabilidad del crimen recaiga sobre Juan, a quien todos creen autor del delito. El obstáculo en este caso es la imposibilidad en que está Juan de probar su inocencia. Mientras no remueva ese obstáculo, no podrá ser feliz, de modo que todos sus esfuerzos se reconcentran en demostrar su inocencia. (Remoción del impedimento.) Juan está en la cárcel, donde Mercedes lo visita secretamente, acercándose a la ventana de su celda todas las noches. Cuéntale que Pedro está tratando de casarse {Continúa en la página 657) > PÁGINA 637 I