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Publl^iled and disíributed under permit (No. 637) authorized by the Aot of October tí. 1917, on file at Ihe Post Office of New York, N. Y. Bv oidei of the Pie?ident. A. F. Burlesson. Postniaster General.
NOTAS
€XISTE una casa en Filadelfia que vende en Colombia grandes cantidades de jabón, perfumes y alguna que otra agua de tocador. Sus anuncios se ven a diario en la prensa venezolana. Todos los establecimientrs del r?mo en h vecina república recomiendan su marca. Entre Irs dam3s de la alta sociedad e? una prueba de refinamiento, de chic, usar l's preparaciones de la gran manufacturera americana.
Historia peregrina es la de Beverly Bayne y Francis X. Bushmín. Famoscs en toda Europa y gran parte de la .América Hispana, las peliculrs interpretadas por ellos hace un año representan éxitos rotundos, .actualmente se hallan en el exterior en el apogeo de la gloria, mientras en los Estados Unidos no hay empresa que les ofrezca contrato y por ahi andan, vagando de ciudad en ciudad, en una de tantas compañías dramáticas.
Sin embargo, en uno de los bazares más importantes de Xorte América, emplazado a cinco minutos de distancia de donde la casa aludida tiene su establecimiento, varios colombianos sufrieron un desengaño de esos que no se olvidan al cerciorarse de que ningún empleado conocía la marca.
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Y es que la "famosa casa manufacturera" de Filadelfia se reduce a una pequeña oficina en humilde callejuela casi sepultada a la sombra de gigantescos rascacielos, y los preparados que en Colombia se ex-penden bajo su marca son el producto de una fábrica cercana, enorme y anónima, que confecciona por toneladas artículos de esa índole para que otros los anuncien y exploten.
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Todo el negocio de la "famosa casa de Filadelfia" se reduce a Colombia. Xi vende en el mercado nacional ni exporta a otro país. Casos análogos pudieran citarse a centenares.
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Algo por el estilo ocurre con la popularidad de los artistas de la escena muda. En los dedos de una mano se cuentan los que en realidad son conocidos en todas partes. Mary Pickford, William Hart, Douglas Fairbanks, Pearl White y el recuerdo de Max Linder andan a la vanguardia entre los aficionados al cine del mundo entero. Charlie Chaplín, por supuesto, es incomparable en este sentido. Su nombre es sinónimo de fama.
Otrcs han logrado crearse nombre en determinadas zonas gracias a un papel simpático, o una interpretación afortunada, o al azar sencillamente, obteniendo de ese modo acogida de gran actor quien en los talleres no pasa de segundo mediocre.
Caso también curioso el de la empresa aquella resuelta a popularizar una artista improvisada. En los Estados Unidos no logró ' imponerla, pero saüií airosa en el exterior donde el público, que por lo general desconoce la base mercantil del cinematógrafo, no acierta a explicarse por qué no se e.\hiben más películas de la '■ nueva estrella ".
;\ Wilbur Crane, el de las facciones delicadas y cabellera s?dosa que tar tas admiradoras tiene en los países que carecen de contacto directo con las grandes urbes mundiales? Más de tres años lleva alejado de la escena muda.
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Mauricio Costello es un ejemplo típico. Eclipsado hace años ante el público norteamericano, en la América Latina continúa siendo estrella de primera magnitud. Hace seis o siete meses secundaba a la que otros tiempos fué una de sus partiquinas. En les talleres donde fuera amo y señor, hoy está casi al nivel de los comparsas. Los directores que hoy le gritan e increpan a través de la bocina, fueron en otra época sus discípulos respetuosos.
.■\rtistas encumbrados tenemos por aquí que en el exterior son poco menos que desconocidos. Gloria Swanson y Thomas Meighan, hoy ídolos del público norteamericano, ni siquiera despiertan curiosidad en muchas repúblicas de la .América Latina. ¿Qué categoría tendrán en los Estados L'nidos cuando alcancen f)or allá el prestigio que sus recientes interpretaciones han de ganarles?
Septiembre, 1920 <
-Artistas hay cuyo trabajo arrebata en estos momentos a todos ks públicos de ultramar y de este país, que aún se les dirigen, a veces por conducto de esta redacción, misivas perfumadas escritas en letra femenina, y que, como el pobre Harold Lockwood, llevan va más de dos años en la tumba.
.Asi es el Cine.
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