Cine-mundial (1920)

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CINE-MUNDIAL Crónica de Puerto Rico El Cine en Puerto Rico. — Su desenvolvimiento. — El progreso alcanzado en diez o doce años. — Teatros abierto, r„„.» , 1 del Arte en esta cudad. -Predilecciones del público y estrellas que m4s entusiasmo provocan entre loráficioTados^^Ls""" totodramas propiamente dichos y la presentación de series episódicas. N-VDIE hubiera creído en 1905, época apacible y de laboricsa iniciación, cuando unas cuantas carpas ruinosas y polvorientas yacían instaladas en las afueras de esta ciudad, y, en la isla, en los solares desocupados en los pueblos más importantes (Ponoe, .Mayagüez, Guayama); nadie sospechó, sin duda, que en 1920 los espectáculos más selectos, a! recreo cuotidiano casi indispensables, se redujeran a las cintas celuloides iluminadas en la pantalla, regalos de sutiles concreciones de las más bellas y románticas leyendas, y las gracias amenas de las más galanas imaginerías. Por el gran progreso observado en nuestros días, resulta fantástico el auge adquirido por el Cinematógrafo en la estimación de toda esta sociedad puertorriqueña. Diría mal si refiero, abandonadamente, el creciente progreso de la afición al cine y los estímulos de que ha habido menester para tocar su enorme e increíble importancia. Diría que sólo en los diez últimos aftos, puede señalarse una progresión de un setenta y cinco por ciento en sus fieles y fantásticos devotos, no ya por lo que al primor de los creadores de argumentos, artistas y proclamadas estrellas pudiera referirse, cuanto por la fuerza reveladora de exquisito arte que hoy lo glorifica como primicia gozosa para todo espíritu observador y selecto. En un principio, para la comprensión de este público, adolecía el producto cinematográfico, es decir, los asuntos (muchos de ellos clásicos), de absoluta carencia de contornos firmes de experimentación, completamente alejados de verismos y ápices racionales, y sólo entretenido proveedor de frágiles fantasías y jugueteos pasaieros y del cuarto de hora. No había dado el laborioso creador, el mago que vela lo excelso, con la gran realización de la vida como ella es y se manifiesta, múltiple, compleja y caliente con sangre vigorosa de realidades vivas y ejemplares, en las que el ente interesado, la masa social, apareciera involucrada con sus matices varios, hecha acción, pasión y emoción, agente activo en aquellas fabulosas o risueñas y fugaces manifestaciones. De un lado la suscitante intensidad de la vida social, cada vez más premiosa en sus mudables y tumultuarias exigencias, y de otro lado el natural desarrollo de una suprema expresión artística ahita de nobles incentivos estéticos, de plástica hermosura y caudales enseñanzas, las más suirerentes, reveladoras y animadas, sintetizaron sus más cordiales merecimientos, los cuales ya han dado de sí una fragancia y amable esplendidez a ese arte mudo en nuestra isla — como en todas partes — que ha venido a tornarlo imprescindible a la diaria atención de sus admiradores, nue se cuentan en este momento en la totalidad de las familias que pueden frecuentarlo. Presumo qiie viene señalándose hasta una sensible crisis en nuestro teatro ligero y de menor cuantía, abandonado por una gran parte de nuestra clase media padeciente de Cinemani'a, o de invencible exaltación y simpatía por los gestos de braveza de W. S. Hart o por las mimosidades adorables de Constance Talmadce y las trágicas actitudes de Clara Kimbal Young y la gente de William F.ox. * * # VERDAD es que no en balde ha prendido fastuoso ese opulento florilegio de poderosas corporaciones cinematográficas, posteriores a la Pathé, la primera que entre nosotros iniciara el gusto y la predilección tímida por ese dominante espectáculo. Entre Septiembre, 1920 < [De nuestro corresponsal) otras, luego, la Universal, y ahora Vitagraph, Fox, Inter-Ocean, tienen hoy en Puerto líico el más prometedor ambiente de consumo y colaboración a sus brillantes éxitos. Cierto es que se ha ido perfilando, visiblemente, este mercado hacia la cinta de creacit')n americana, desde luego sin perjuicio notable para toda valiosa joya de arte europeo, cu>a acogida es franca, más y mejor cuando aparecen en ella notabilidades como la reconocida por todos, Francesca Bertini, la eminente italiana. De tal manera que la iireeminencia ganada por el espectáculo se debe, en primer término, a la demanda y multiplicidad de los mismos, al despertamiento o a la elevada y a veces trascendental enseñanza que ofrece en sus vivientes episoilios dramáticos o cómicos, al punto de hoy contar esta ciudad de San Juan, con teatros tan perfectos y exclusivos del lienzo, formidablemente concurridos, como "Rialto", de alta selección social; el "Cine Tres Banderas", de indestructible arraigo y sólida reputación; el "Lima", precursor de las exhibiciones de día; "El Real", popularísimo; el "Monte Cario", solícitadísímo, y ambos solidarios en el dominio de Puerta de Tierra; y el muy extraordinario de suntuosidad, comodidad y capacidad, disciplinas modernas e inmenso, en Santurce. el "\'ictor\' Garden". coctosísinio ($100,000); el "Puerto Rico", el "Habana", el "Norma", el "Imperial" y el "Parque", todos éstos en Santurce — residencia de liotentados y aristócratas — que han alcanzado un envidiable prestigio, seguramente asistidos por la más primorosa producción de las empresas de Estados Unidos v Europa, representadas aquí por niuv diligentes agencias. El "Teatro Broadway", de Ponce; el "Delicias" y el "Habana", allí representan lo que los ya enumerados en San Juan. Y en ellos o la película en feries o el drama en cinco rollos, obtienen, sin cansancio, el aplauso de las multitudes, incansables ante el milagroso regalo de la pantalla, cada día más sugestiva con el tropel de estrenos y de novedades niagníficas. JU-VTLR.\LMENTE, que se advierte en seJ-i guida cómo predomina un excelente crédito para el arte, tanto por el fondo, como por la forma; tanto en la pública aceptación que lo preconiza como en el claro sentido de selección de los asuntos que, bien puede afirmarse, cada vez satisfacen más cumplidamente, habida cuenta de la robusta y prodigiosa dirección dramática con que viene imponiendo sus maravillosas y audaces conquistas. .Vparte la absorbente e incomparable función comercial que en esta última época se ha impreso al cine en todas sus finalidades; aparte lo costosísimo del empeño, ya elevado a lo inconcebible, pues que no es cosa de calcular los millares de dólares que una de esas celebradas cintas ha costado para alcanzar la perfectibilidad que las honra y enaltece; aparte eso que es de lo más digno de tenerse en cuenta, también denota una imponderable preocupación, incalculable, el costo de artistas celebrados y de cartel; con lo que se comprendreá lo meritorio del arte y su adelanto, comparado con las manifestaciones primarias de sus etapas iniciales, en las cuales se constreñía al regalo pueril de ñoñeces para niños y bobos esparcimientos para adultos ayunos de toda sanción de sabiduría. Ofrece, además — v mucho se sigue discutiendo, las más veces sin puntos de vista aceptables — muy serias y muy innegables donaciones al talento analítico, a la percepción abierta, al entendimiento esclarecido y capaz de penetrar en los multiformes aspectos éticos, artíst¡cos,sociales. y en los altos conceptos del saber entrañados en la Naturaleza. Enrioue Lefebre. Un famoso chimpancé, "artista cinematográfico", en animada charla con nuestro corresponsal en Los Angeles, el señor Giebler. El simio tiene en la mano el último número de nuestra edición inglesa, el "Moving Picture World". -> PÁGINA 810