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Cine-mundial (1920)

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C I X E M U X D I A L Joseph P. Lamy adquiere una Trilogía Fotodramática EL conocido exportador lu-oyuriiuino señor Joseph F. Laiiiy, acaba de comprar los derecliDS de explotación exclusiva para el extranjero, en todo el mundo, de tres películas extraordinarias que, por su argumento, por la intensidad dramática de sus escenas y por la interpretación de quienes en ella toman parte, sin duda que van a ser muy gustadas en los países de ultramar. Las cintas en cuestión, que se llaman "Maternidad, Mandato Divino", "Ociosidad, Madre de todos los Vicios", y "l'na Buena Mujer", están interpretadas por Gail Kane, que es una de las artistas de más renombre en la pantalla y cuyas caracterizaciones en otros fotodramus, la lian colocado en sitio envidiable entre las primeras actrices del arte mudo. Como los títulos mismos lo indican, las producciones-de que hablamos tienen por asunto el aspecto moderno de la vida de familia y analizaD, sobre el lienzo, los múltiples problemas que las ideas contemporáneas han traído al hogar y al matrimonio. Su fuerza dramática resulta realzada por el sentimiento que las domina desde el primero al último rollo y por el trabajo excepcional de la señorita Kane. "Maternidad, Mandato Divino", es la historia de dos mujeres que se vieron cara a cara con el deber. Una era una joven cuyo nombre no tenía una sola mancha y que no supo cumplir con su deber, cuando éste le exigió el sublime tributo de la maternidad. La otra llevaba un nombre vergonzoso, pero supo cumplir, en el instante supremo, con un gesto audaz de abnegación, de audacia y de valor. Bastan estas líneas para dar idea del alcance del argumento en estas películas, que tienen, todas, idénticas tendencias a sobreponerse sobre la generalidad. La Chilean Cinema Corporation Sabemos que en el curso de los últimos días del mes pasado, la nueva entidad que adquirió los derechos de la Empresa de Teatros y Cinemas Ltda. en la rama chilena del negocio, ha cerrado contrato por algunas producciones, entre ellas "Confesión", por Henry AValthalI, de Howells; "Tarhished Reputation" (Lenguas Perniciosas), por Dolores Casinelli, y "Lifting Shadows", Leonce Perret, ambas de "Pathé". BERT LYTELL HABLA. . . (viene de la página 861) — Cuando aparecí por la primera vez ante el público y me di cuenta de que, mientras más tiempo pasaba representando el mismo papel, mejor me salía y más complacida se mostraba la audiencia. — Siempre me pareció — interpuse en este momento de la entrevista — que ese contacto directo con el público que tienen los actores teatrales, les da una ventaja enorme sobre los que iniciaron su carrera en el cine desde el principio, cuando los dos se han dedicado a la pantalla. ¿L'sted qué opina, señor Lytellr — Estoy de acuerdo con usted. Como todo arte, el de la representación teatral o cinematográfica tiene una serie de mandamientos y de prohibiciones que es indispensable seguir al pie de la letra si tiene ambición legítima. Cuando dos hombres discuten respecto a cualquier asunto en el cual uno de ellos tiene la razón y el otro es difícil de convencer, el primero toma un argumento, como quien agarra un palo, y lo lanza contra el otro, una y otra vez, con la mayor fuerza que puede, hasta que el otro se da por vencido, es decir, hasta que se convence. L'^na obra teatral es igual a un asunto Neal Hart, intérprete de "Las Aventuras de Haskell el Intrépido", cuyos derechos para la América Latina tiene exclusivamente la "American Trading Association", de Nueva York. a discusión. Y la misión del actor es convencer al pi'iblico, hacerle entrar dentro del espíritu de los i>ersonajes y golpear y golpear — a fuerza de representar bien — hasta que rompa en aplausos, es decir, hasta que se dé por vencido. . . y por convencido. Es muy fácil para un actor el^darse cuenta de cuándo ha fracasado en esta misión. Y, naturalmente, teniendo amor propio y deseo de mejorar, la próxima vez lo hará mejor o, hablando en términos vulgares, enarbolará un garrote más gordo, trabajará más y con mayores esfuerzos, hasta que convenza a su público. — Me parece que usted ya pasó el Rubicón — dije sintiéndome erudito — y que no debe temer que el espectador desapruebe su representación, ya que tanto éxito tienen sus películas. Bert Lytell sonrió agradecido y me tendió la mano. Y salí, con dolor de cabeza, porque ese Lytell tiene talento y rae obligó a pensar mucho y muy hondo en todas esas cosas de la personalidad del actor y los argumentos, mientra* hablábamos. — \*amos a la redacción — dije al chauffeur— que voy a entrevistar al cajero, a ver si así me deja la jaqueca en paz. sori)resa: ¡la señorita Courtot lee castellano! Y nos demostró (jue tenía amplios conocimientos del idioma. Otra prueba del talento y preparación de nuestra estrella. — Dígame, señor Rico; ¿tiene la revista mucha circulación en la América Latina? Yo recibo abundante correspondencia de mis amiguitos y amiguitas de por allá, especialmente de Cuba. Y créame, su admiración y su amistad me son muy preciosas ^ — ^ añadió Marpuerlte con un gesto que nos quería decir: "Es un tesoro esa ingenua estimación de mis públicos españoles". Notamos que los innumerables chinos de la escena anterior comenzaban a amontonarse e inquietarse. . . sospechosamente, y vimos que la nueva escena iba a comenzar. Y... ¡se me iba a olvidar! L'n detalle importante: la señorita Courtot y un fresco servidor de ustedes, nos hicimos tomar una fotografía entre los bigotudos celestiales, en la pintorreada caverna chinesca. Como todo novato en la materia, me puse nervioso, asustado, cuando nos enfocaron con los poderosos reflectores, y no me decidí a entrar en escena sino a fuer de la vencedora invitación de Marguerite que, con una sonrisa hipnotizante, me decía: — ¡Venga usted!... — y, ¿quién se resiste?... fui... Tomada la fotografía, con un cariñoso apretón de manos me despedí de una de las más dulces y cariñosas, atractivas y bellas estrellas que constelan el plateado firmamento de la pantalla luminosa, y nos alejábamos. . . de mala gana, mientras nos pedía Marguerite que, por medio de estas páginas, saludáramos a todos aquellos de nuestros lectores que le admiran, y tienen la suerte de ser por esta rara flor de belleza llamados sus amigos. MARGUERITE COURTOT NOS. . . {viene de la página 857) la mayoría de las estrellas siguieran el mismo sistema, bella Marguerite, notaríamos menos faltas en la factura de las películas. — ¿Estoy, acaso, impidiendo que prosiga usted en sus interpretaciones de la próxima escena, señorita Courtot? — Hice esta pregunta al ver que comenzaban a enfocar enormes luces hacia el escenario, y al oír las voces de general en batalla del director que se acercaba. — No. La escena no está lista todavía. — Tome usted, señorita Courtot. Este es un ejemplar de CINE-MUNDIAL. Lo he traído para usted. — Un millón de gracias — respondió Marguerite, acariciando las páginas mientras las hojeaba — . ¡Es una revista primorosa! Y aquí recibimos una inesperada, grata LA FACTURA DE ARGUMENTOS... i viene de la página 35'^) padres se enterarán del peligro que su hija corre y, dándose así cuenta de la responsabilidad que en tal situación tienen, tratarán de salvarla. Esta escena dramática puede servirnos de fundamento para hacer hincapié en el "texto" y sus alcances y mostrar en el epílogo cómo han llegado demasiado tarde para salvar a la heroína de su libereza y de las consecuencias de las culpas paternales. Pero jamás hay que olvidar, sin embargo, que si queremos vender nuestros argumentos, es indispensable que terminen de una manera feliz, porque los editores de argumentos de los Estados L'nidos no gustan de comprar temas trágicos o que concluyan de manera desdichada. Si nuestro tema parece ir directamente a la tragedia, hay que transformarlo de modo que concluya felizmente. Si no, es casi seguro que no venderemos el argumento. t Lo mejor, pues, en el caso que nos ocupa, será mostrar a los padres en momentos 'en que se dan cuenta de la culpa y de sus terribles consecuencias, y terminar la película con un epílogo feliz en el que logren salvar a la joven. Y si hemos tenido cuidado de presentar a un héroe que esté enamorado de la muchacha, esta será la ocasión de mostrarlo ayudando a los padres a salvarla del peligro. Tenemos ya una trama construida conforme a las reglas de la cinematografía moderna y hecha de acuerdo con las exigencias de que hemos hablado en artículos anteriores. Pero no está todavía lista para ser "puesta en el mercado". Faltan aún algunos detalles de los que nos ocuparemos en nuestra próxima charla.