Cine-mundial (1920)

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Published and distributed under -«rmit (No. 637) authorized by the Act of Oetober 6. 1917. on file at the Post Office of New York, N. Y. By order of the President, A. S. Burlesson, Postmaster General. Notas de Fin de Año , ESPUES de la juerga viene la cuenta con los dolores de cabeza y remordimientos de conciencia del despertar entre botellas vacías y copas rotas a la mañana siguiente. Mucho lloverá antes de que se paguen los destrozos hechos en los cinco años de esta última guerra — una de las bacanales más sangrientas que registran los siglos. El caos económico de hoy es parte de la cuenta. Es el ramalazo que nos toca a los que tenemos la suerte de vivir en América: huelgas y quiebras, el malestar esporádico de otras épocas generalizado esta vez. En Europa, conflictos civiles, revoluciones, miseria, epidemias. En Asia, hambre — fuente de todos los males. Es costumbre vieja, en diarios y revistas, terminar el año con frases de entusiasmo y aliento, por aquello de que nunca debe hablarse mal de los recien nacidos o los muertos. Pero, en lo que atañe al negocio de espectáculos, echar piropos a 1920 o presenciar con ecuanimidad la entrada de 1921, exigirla un optimismo de manicomio. La inestabilidad de los cambios, la falta de buques, la deteriorización de los ferrocarriles, la escasez de locales, la imposibilidad de establecer itinerarios, los conflictos económicos entre los diversos elementos que integran el teatro, han dado al traste con la organización artística y comercial de la escena muda en Europa. Y cinematográficamente, Europa yace en un marasmo completo. Los progresos que se esperaban de Alemania han resultado un mito. Alguna que otra película buena: el grueso de la producción mediocre y, por añadidura, con marcada tendencia a la pornografía, a una pornografía germana, seudo-cientifica, elefanciaca. Ni aun con la baja del marco resulta negocio obtener material en el antiguo Imperio. La vida es demasiado corta — y los empresarios no son gente que se destaque por la paciencia — para ensarzarse en la serie de líos que implica sacar de Alemania un cargamento de películas. * * * Los ingleses parece que quieren hacer algo, aunque su influencia en este ramo aún no se ha dejado sentir en los mercados mundiales; los franceses, por las noticias que tenemos, se limitan a discutir mucho y a producir de menos en peor, y, en cuanto a los italianos, les ha dado ahora por organizar "trusts" con sumas fabulosas de capital — en liras, que llevan trazas de ponerse a la altura de los reis — que al cabo del año estrenan menos que una compañía norteamericana de cuarto orden. * * * En los Estados Unidos, el negocio ha florecido como si dijéramos hasta ayer. Hoy el público se niega a pagar tres o cuatro dólares por butaca en la escena hablada, y o tendrán que bajar los precios, o los teatros se quedan vacíos. En cuanto a las películas, nunca se han producido mejores ni en mayor cantidad; pero, la subida del dólar trae al garete el comercio de exportación hasta con la América Latina, que depende cinematográficamente, casi en absoluto de los Estados Unidos. De manera que, al despedir a 1920, sólo se nos ocurre parodiar la frase supersticiosa del guajiro cubano al distinguir el vuelo de la lechuza en la soledad de la noche: ¡Solo vayas! Y, en cuanto a 1921, nos queda el consuelo^ de que, por mal que venga, los indicios todos acusan que nunca podrá igualarse al que acaba de expirar, ya que tiem [ pos de esta índole "ni pueden durar dos años ni hay país que los resista". DlCI£UBR£, 1920 < -> PÁGINA OS»