Empresario Internacional (September 1940)

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precisión asombrosa. un teatro de cine puede ser seriamentte afectada por la suspensión de una sola función. El exhibidor de películas cinema«tográficas, como competente hombre ide negocios, quiere comprar, por su)¡puesto, un buen equipo al precio más ¡bajo posible. El precio, sin embargo, ¡no debería ser siempre la considera¡ción principal. En muchos casos se ¡ha visto que la competencia en precio solamente, es una espada de dos fi«los, que puede cortar y herir igual¡mente al comprador y al vendedor. ¡Lo esencial es que el exhibidor compre su equipo, a un precio racional, Ide un distribuidor digno de confianZa. Normas de construcción La dificultad no está tanto en ha:cer inspecciones cuidadosas, sino en conservar las exigentes normas de "precisión indicadas por los fabrican¿tes del equipo. La película cinema¡tográfica, al proyectarse sobre la pantalla, es aumentada centenares de veces. Cada vista o cuadro individual ¿de una película profesional, no tiene ¡ SEPTIEMBRE-OCTUBRE DE 1940 : EMPRESARIO INTERNACIONAL El “corazón del proyector” es el intermitente. En el curso de un año, y bajo condiciones corrientes de proyección, esta delicada pieza se encarga de colocar exactamente al frente del foco del proyector, como 200 millones de vistas separadas, proyectando cada una sobre la pantalla con una más de una pulgada cuadrada de superficie total. Se proyecta sobre pantallas que llegan a tener, en algunos casos, hasta 30 pies de altura y 40 pies de anchura. La vista, para proyectarse bien, ha de tener absoluta estabilidad, en sentido vertical y horizontal, al pasar por el proyector, a fin de producir el correcto resultado en la pantalla. Hay que recordar que la película cinematográfica es, en realidad, una ilusión óptica, y que la única manera de mantener viva esta ilusión, es la utilización de un proyector hecho con extrema exactitud. La exhibición de una película larga, digamos de 10.000 piés, significa la proyección sobre la pantalla de 160 mil vistas fijas, en rápida sucesión. Cada vista individual es tan levemente diferente de la inmediatamente anterior, que se produce el efecto de un movimiento natural contínuo. En la proyección corriente, 24 de estas vistas separadas se proyectan sobre la pantalla cada segundo de tiempo. Cada vista es movida al rayo de luz en un noventa y seis avo de segundo. La vista se detiene en la abertura u orificio durante un treinta y dos avo de segundo, y durante este cortísimo período se proyecta dos veces sobre la pantalla, cada vez por el brevísimo espacio de un noventa y seis avo de segundo, es decir, el período total de proyección, para cada vista individual, está representado por un cuarenta y ocho avo de segundo. Perfecta coordinación Durante el período en que cada vista individual pasa a colocarse al frente de la abertura del proyector, es necesario apagar la luz en la pantalla. Al no hacerse ésto, los espectadores varían en la pantalla una serie de bandas o líneas blancas y negras. Es, por lo tanto, necesario que el obturador esté exactamente regulado y coordinado de acuerdo con el movimiento del intermitente. Si se usara solo el disco del obturador, durante todo el ciclo de la proyección, se vería entonces una trepidación o parpadeo desagradable. Para evitar este inconveniente, el moderno equipo de proyección se suministra ahora con un disco de compensación, igual en dimensiones, al obturador. La producción de un intermitente exacto exige especiales facilidades fabriles, materiales de primer orden y operarios de consumida pericia. Las piezas de este mecanismo están precisadas con tolerancias de más o menos una diezmilésima de pulgada. El intermitente comprende dos piezas principales, la estrella y la excéntrica o leva. Unido a la excéntrica hay un pasador, de una décima de pulgada de diámetro, fabricado con casi ninguna tolerancia. Este pequeño pasador, en el curso de un año, y bajo condiciones corrientes de proyección, se encarga de colocar exactamente al frente de la abertura del proyector, casi 200 millones de vistas separadas, cada una proyectada sobre la pantalla con una precisión verdaderamente asombrosa. El intermitente, que bien merece el nombre de “corazón del proyector” para funcionar con exactitud matemática, requiere que todas las demás piezas del mecanismo, que intervienen en su funcionamiento, sean también de una precisión extraordinaria. Entre estas piezas se incluyen los engranajes, husillos, árboles, cojinetes y otras, que integran su sistema de propulsión.