Mensajero Paramount (1931-1932)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

Mensujera ^paramount Cpammmnt “El Tonto de Capirote” Narracion de G. GABIR NUESTRAS VIDAS son los nos, dijo el poeta. A lo que hay que anadir : Toda vida es un rio dual, o dos rios convergentes ; uno que se desliza a flor de tierra, de mezquina corriente y cauce angosto ; el otro, el rio interior, el verdadero rio, arrastra sus aguas por los cauces misteriosos de la fantasia y del ensueno, y viene a dar en el mar sin riberas de la eternidad. O de la tonteria. De la eterna tonteria. En este filtimo mar ha tiempos que navega el sin par Littleton Looney, postilion de uno de los mas utiles y absurdos vehiculos de la civilizacion y de la mecanica : la grua. Prendido al pescante de su mostruoso artefacto, en tanto el brazo potente de la maquina eleva por los aires, para depositaries luego en el triste monton de las cosas inservibles, fragmentos inmensos de roca, Littleton suena con las glorias de tiempos mas heroicos. Su imaginacion, inflamada con el relato de las hazanas formidables del gran Napoleon, surca audaz el oceano infinito de la infinita tonteria. Tambien el, Littleton Looney, asombrara algun al mundo con el lato de sus bravas hazanas y, como el gran conquistador corso, vera humillar dia re se a sus plantas las testas, coronadas de dolares, de los omnipotentes monarcas del mundo financiero. Rendidas de amor, las mas bellas doncellas clamaran por sus sonrisas, y los ancianos cantaran en endecasilabos sus de otro modo inenarrables conquistas donjuanescas . . . — i Eh, Littleton, que por poco me atropellas ! La voz del capataz, ruda y prosaica, ha venido a quebrar el hilo de sus ensonaciones. Y, por si aun fuere poco, alguien le dice que el gerente de las obras quiere verle. Probablemente se trata de despedirle. La vida es asi, radicalmente iniusta. Probablemente al propio Napoleon le hubieran despedido tambien, de haber tenido que maniobrar una grua en vez de ejercitos. La vida es asi... Sin embargo, la noticia que en la oficina del gerente le aguarda dista mucho de acercarse a la tragedia prevista por Looney. Es mas, probablemente iniciara el rio interior del aventurero en cierne por rumbos nuevos de gloriosa realidad, de gloria consumada. Lo que el gerente queria decirle es que uno de sus parientes, previsor mas alia de las mezquinas intuiciones humanas, acaba de morirse, R* legandole una no despreciable suma de dineros. Dineros que, si bien desprovistos de la aureola romantica de bienes mas sutiles, no dejaran por ello de allanarle los tortuosos caminos del mundo. Mientras Littleton, puesto ya en plan de campana, decide lanzarse a la conquista de tierras lejanas de Europa, sus superiores de los dias de la grua y de las reprimendas imaginan una broma que ha de regocijarles a todos, y no poco. A todos, excepto, tal vez, al propio Littleton. Asi, el dia en que PAGINA 13