Mensajero Paramount (1931-1932)

Mensa/era tfarammuit LA LEGION FRONTERIZA Narracion de MANUEL DUENAS DURANTE los anos de la guerra civil que puso en grave peligro la integridad de los Estados Unidos, el Oeste norteamericano convertiase en refugio de aventureros, fugitivos de la justicia los mas, buscadores de olvido, algunos. A esa region llego, huyendo de las rigurosas sanciones del Codigo Militar, el capitan Kells, oficial de caballeria que deserto de su regimiento despues de haber dado muerte, en lance provocado por rivalidades amorosas, a uno de sus jefes. Aliado con varios guapos, sobre los cuales ejercia el reune a los bandoleros y marcha con ellos a esconderse en la montana. Mientras que ocurre esto, un nuevo crimen pone en conmocion a la comarca. El minero Tracy, anciano muy querido en todos los contornos, ha rnuerto brutalmente asesinado. La opinion publica pide clamorosamente el castigo del culpable, v senala corno tal a Jim Cleve, forastero cuya mala suerte le hizo acudir en auxilio de la victima, que expiraba a los pocos momentos sin alcanzar a decir a las otras gentes que habian acudido ansiosas a prestar ...J "L, , : r .,1, PARAMOUNT presenta a RICHARD ARLEN, JACK HOLT Fay Wray y Eugene Pallette en 44La Legion Fronteriza” (“The Border Legion ”) Basada en una novela de Zane Grey Direccion de Otto Brower y Edwin H. Knopff Argumento de Percy Heath y Edward E. Paramore Mack Stencler, Fotografo Sistema Sonoro Western Eleetrie Es un film Paramount Version Muda y Version Sonora con Rotulos Explicativos en Espanol REPARTO Jim Cleve Richard Arlen Jack Kells Jack Holt Juana Randall Fay Wray Bunko Eugene Pallette Hack Stanley Fields Juez E. H. Calvert Jorge Randall Ethan Allen Shrimp Sid Saylor doble ascendiente de la superioridad intelectual y el valor unido a los conocimientos militares, el ex capitan de Ejercito convirtiose en capitan de bandoleros. La partida que acaudillaba, conocida en toda la comarca con el nombre de la Legion Fronteriza, no tardo en hacerse tristemente celebre. Y a tal extremo llegaron sus depredaciones ; tan repetidas e insistentes fueron las quejas de los vecinos de Alder Creek que las autoridades federales resolvieron al cabo enviar tropas con instrucciones terminantes de acabar con los temibles salteadores. No preocupa la noticia gran cosa a los de la Legion Fronteriza. Acostumbrados a que el terror que les precede dondequiera sea seguro aliado de sus triunfos, creen que las fuerzas de caballeria encargadas de batirlos volveran grupas en cuanto comprendan con quienes han de haberselas. Mas prudente, porque conoce de sobra la gravedad del peligro que los amenaza, Kells le tardio socorro quien fue el autor del salvaje atentado. La justicia en este medio casi primitivo no entiende de dilaciones. En la taberna de Alder Creek, transformada en templo de la implacable diosa, Jim Cleve se esfuerza en vano en sincerarse repitiendo por centesima vez que Tracy le dijo que el bandolero que lo asalto para robarle tenia una cicatriz en la cara. Nadie le da credito. Y cuando uno de los alii presentes grita : “j No cabe duda de c[ue es culpable, y exijo que le ahorquemos !”, la mayoria, docil a la voz que pide una victima, da rienda suelta a sus instintos feroces. No son ya hombres sino la turba que, so pretexto de ejercer justicia, ansia recrearse en la agonia de un seme j ante. . . — i Lai momento, Caballeros! — dice en este punto un recien llegado en quien nadie habia reparado. — Me parece que el mozo dice la verdad. En la partida de Kells PAGINA