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“CAMINO DE SANTA FE”
Narracion de RUIZ ROMANO
DON JUAN CASTINADO, descendiente de conquistadores y poseedor de la vastisima extension de terreno conocida en todo el Oeste norteamericano con el nombre de Spanish Acres, es sujeto a quien puede tomarse como tipo del ocaso melancolico de una epoca. Naciera en la de sus mayores, cuando el arrojo y el valor eran prendas de triunfo, a buen seguro que ganara gloria y riquezas, al someter, con la cruz en una mano y la espada en la otra, nuevas provincias y aun reinos enteros para la corona de Leon y Castilla. En esta en que le ha tocado vivir, edad del comerciantc y no del guerrero, el inhabil hidalgo no hace otras mejores que ir acabando parcela a parcela con el latifundio heredado de los abuelos, del cual no parece haya de quedar a Maria, ultimo vastago de la casa de los Castinados, mas que el recuerdo.
Imprevisor, confiado, amigo de vivir a lo grande, don Juan ha hallado en su vecino Marc Coulard al hombre que necesitaba . . . para arruinarse mas rapidamente. Cada vez que se halla falto de dinero, y son muchas las veces que esto le ocurre durante el ano, don Juan acude a Coulard. Y Coulard, siempre dispuesto a servirle en sus apuros reales o imaginarios, apron' a la suma necesaria y recibe a cambio un documento por el cual se garantiza el prestamo con una parcela de Spanish Acres.
Los supersticiosos se inclinaran por ven tura a mirar en lo que esta sucediei al presente senor del latifundio un? consecuencia de la maldicion que, segun es lama, pesa de anos atras sobre las dilatadas y hoy mermantes propiedades de los Castinados. Cuenta la tradicion de la comarca que los indios, primitivos pcbladores de Spanish Acres, al verse desposeidos de las tierras en que vivieron libres y descuidados de padres a hijos, las gravaron con un maleficio terrible, consecuencia del cual es que todos los blancos sehores de ellas hayan muerto de manera misteriosa y vio1 e n t a. Y si don Juan ha es
capado hasta ahora del tragico fin que cupo a sus antecesores, puede que sea porque las invisibles fuerzas que gobiernan el humano destino tiendan a cumplir esta vez la maldicion de los indios, no con la muerte, con la ruina del ultimo de los senores de Spanish Acres.
Para este, que tiene de hombre moderno el no curarse de ensalmos ni de leyendas y demas cuentos de viejas, la muerte de quienes le precedieron en el dominio y disfrute del latifundio ofrece explicacion mas sencilla : todos fueron victima del odio y de la astucia de los indios. Porque para don Juan no hay indio bueno. Todos, desde el primero al ultimo, merecen que se les ahorque. Y Marc Coulard comparte tal opinion ; al menos aparenta compartirla siempre que habla del caso con su amigo el senor de Castinado.
Desentendamonos ahora de Spanish Acres para irnos en busca de otros personajes que deben figurar en esta narracion. Stan Hollister, Doc Brady y un rapazuelo al cual ha conquistado su precocidad el remoquete de Viejo, que alcanza ya los honores de nombre, pues no hay quien por Viejo no lo conozca, Viejo no le diga y Viejo no lo llame.
\ Como los indios en tiempo de la con
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