Mensajero Paramount (1931-1932)

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Mensajem paramount azares no buscados pero si bien recibidos, del imprevisto cotidiano cuyas posibilidades son acaso el encanto maximo que ofrece la vida de las grandes ciudades, donde un hombre galante sabe a que sale de casa pero no a que mujer le tocara acompanar hasta la suya. La del hallazgo de Jaime Montgomery resulto ser la misma en que el ocupaba un departamento, el Hotel Franklin. Sin darlas de tenorio, el ingeniero estaba en esa edad en que no se desprecia una aventura ; de ahi que no descuidara. a pesar de lo avanzado de la hora, hacerse invitar de la que acompanaba. Cosa inocente, por lo demas, unos minutos de charla mientras fumaran un cigarrillo antes de despedirse. Pero en el departamento de miss Ethel George aguardaba a Montgomery un contratiempo y a la coqueta una desagradable sorpresa. como fue hallar creia en Chicago! Te presento a mister Nos hemos conocido capartida de bridge . . . Montgomery, sualmente en — i No me interesa ! — refunfuno Lew, a q u i e n era claro hacia poquisima g r a c i a verla llegar una a tales horas y en tan galante compania. Con lo que Jaime Montgomery a quien no interesaba tampoco terminar a punetazos la aventura, emprendio una retirada prudente, dejando' a mister Durkin y a la casquivana que discutieran y arreglaran aquello como mejor pudieran y alcanzaran a hacerlo. De otro modo lo dispuso la suerte; pues fue el caso que miss George, a quien el burlado Lew se proponia inculcar el amor, o por lo menos la respetuosa prudencia, a cocotazo limpio, huyo despavorida dando alaridos ; que Montgomery, a fuer de caballero, intervino en defensa de la amenazada, y que el amante celoso, al precipitarse contra el acomedido galan, lo hizo con tanta furia cuanto mala fortuna, pues salio disparado por la ventana ante la cual se hallaba el ingeniero, sin que este contribuyera a ello mas que con el esguince que dio cuando el otro le embestia. — Usted lo ha visto. . . Ha sido un accidente. . . — dijo Montgomery, con la consternacion que es de suponer en un caso semejante, a miss George. — Si me quedo, me vere envuelta en un escandalo... — contesto ella con cinico egoismo en que se veia claramente la resolucion de hurtar el bulto y dejar en la estacada a quien solo por defenderla se hallaba metido en tan mal paso. La causa que se siguio al malaventurado Jaime Montgomery termino en una condena por homicidio. De nada valieron las protestas de inocencia que hacia el acusado ni los esfuerzos del abogado defensor. Todos los hechos, al menos lo aparencial de los hechos, que era lo que veia la justicia hurnana, esta ni menos que si estuviera en una habitacion de su propia casa, a mister Lew Durkin. — I Tu aqui. Lew? — exclamo miss George disimulando a maravilla la sorpresa y el desagrado. — jYo te PAG IN A 28