Mensajero Paramount (1931-1932)

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Mgnsajera tfaramaiuit -<rsi “SIGUEME, CORAZON” Narracion de ENRIQUE DE BETANZOS CUANDO el millonario Effingham llego campo de golf del Royal Club y vio el mujerio all! congregado, que dose como quien mira al sol cara a cara. En su vida le habia tocado al bueno de mister Effingham contemplar tantas bellezas reunidas. Y como ademas de millonario y dispeptico era enamoradisimo, facilmente se explica que lo deslumbrara aque11a coleccion de agraciados rostros de los cuales no se sabia cual era el mas hermoso y fascinador. Pasado el primer momento de incertidumbre, nuestro millo nario, luciendo al par que su traje de jugador de golf la corpulenta figura que recordaba al andar los pesados movimientos de un oso, fuese hacia el grupo, formado por jugadores de todas las edades, sexos y trazas, en que se comentaba animadamente el gran suceso de la temporada : el partido de golf que debia efectuarse a la manana siguiente en la cancha del Royal. Fiel a sus propensiones de hombre galanteador, mister Effingham une su voz robusta y un tantico estentorea a las de quienes celebran y vitorean a la mejor jugadora del Royal Club, la escultural y simpatica miss Lora Moore. A mas de los invitados que se apinan en el campo de golf del Royal Club, esperase hoy en el a Jerry Dowes, famoso profesional e instructor del aristocratico d eporte, y a Mrs. Ruth Van Horn, v i u d i t a cuyos irresistibles encantos le han granjeado, acaso no sin motivo, fama de sirena peligrosisima, una sola de cuyas mi radas basta para inflamar los corazones, no digamos de los hombres, de las mismas estatuas, si corazon tuvieran ellas. La llegada de estos dos personajes produce en la concurrencia dos corrientes simultaneas y de igual intensidad ; corrientes que empujan a unos, los hombres, hacia Mrs. Ruth Van Horn; a otras, las mujeres, hacia Jerry Dowes. En este ultimo empeno, miss Moore lleva considerable ventaja a todas las demas ; porque siendo la mejor jugadora, la llama da a poner en alto los colores del Royal Club en el partido concertado para el siguiente dia, natural es que sea a ella a quien el instructor Downes se dedique de preferencia. Y no ya natural, inevitable re-j sulta que en esa relacion queden trocados los papeles de una y otro, para que’ pase el maestro a discipulo sumiso y la discipula a maestra mandona cuando de las ilusiones y el amor, que no del juego del golf, se trata entre la agraciada pare j a. Para sorpresa y desencanto d e miss Moore, que con tar brillantes esperanzasjl de triunfo ha comen-; zado a poner asedic al corazon de Jerry' Downes — para lc cual, claro esta, prac tica la tactica amo rosa de uso inmemo rial entre mujeres, co mo es la de hacer qu< el sitiado aparezca ante los ojos de los dej mas, y aun a los suyos propios, como sitia dor — , Mrs. Ruth Van Horn, la fascina' i dora viudita, resulta ser antigua conocidij: de Jerry, a quien trata con familiaridac que a miss Moore le hace poquisima gracia Como si esto no fuera bastante para fo mentar entre las dos beldades una guerr que no por sorda y por harcerse entre son risas deja de ser menos empenada, las qu ya son rivales en el terreno amoroso lo se ran tambien en el terreno del deporte, pue a Lora Moore, aclamada por todos como 1 mejor jugadora del Royal Club, le tocar enfrentarse a Ruth Van Horn que le dis puta 'ese titulo. Hay aun otr complicacion ser timental que va contribuir a enre dar los sucesc resultantes de h que ya conoc( mos. Jerry Dou I nes es instructc de golf del jove millonario J a c Martin, por aeon' panar al cual halla en el Roy Club. Jack Ma tin habia conoc P AGIN A