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Mensa/era tfarantaunt
La c i n t a Tabu, fi I in a cl a en Polinesia, p r e s t a in o <1 a 1 i d a il actual al romanticismo <le Chateaubriand v Saint-Pierre
La leyenda de las sirenas cobra visos de verdad en el Archipielago de la Sociedad
Los naturales del Archipielago de la Sociedad, situado en el corazon de la Polinesia, dan visos de verdad a Ja fabula del hombre anfibio perpetuada en la mitologia clasica y aun en modernas leyendas, como la del hombre-pez de la costa cantabrica citada en algun lugar de sus obras por el escritor espanol don Antonio de Trueba.
F. W. Murnau, coautor y director de la pelicula Tabu, filmada en la isla de Bora-Bora, contaba a su regreso a los Estados Unidos mas de una anecdota relacionada con la que pudieramos llamar vida anfibia de los indigenas de aquella y otras islas del archipielago.
El mar es para los habitantes de Bora-Bora campo principal de actividad, que consiste en la pesca, tal como generalmente se entiende, y en la de buceo que les rinde hermosisimas perlas.
Y no contentos con pasar en el agua, o bajo el agua, la mayor parte del tiempo, aprovechan los ratos de ocio, que no son pocos, para triscar en las corrientes que abundan en la isla o para tomar una ducha en los torrentes, que abundan tambien, y cuya temperatura es. por cierto, bastante fria.
Una de las obras mas dramaticas de la pantalla tiene la particularidad de haberse hecho sin un solo actor
Un drama, uno de los mas intensos dramas del cine, se ha llevado a cabo sin que aparezca en el ni un solo actor.
Tabu, la prodigiosa cinta filmada en el Archipielago de la Sociedad por W. F. Murnau es ese drama.
Para evitar malas inteligencias, conviene insistir en la aparente paradoja, reafirmar que Tabu es un drama en el sentido mas corriente, mas dramatico de la palabra.
Drama que cautiva. Drama en el cual. con la sencillez cuyo secreto parecia haberse perdido con el teatro griego, sentimos palpitar el amor que domina a Reri y a Matahi, amenazar la colera que enciende el pecho del anciano sacerdote Ilitu, alzarse, invisible, siniestra, la Fatalidad que condena a prematura viudez a la que los dioses eligieron para Virgen Sagrada de las Islas.
Lo que Chateaubriand y Bernadino de Saint-Pierre hicieron en su tiempo, presentarnos en obras inmortales idilios a los cuales sirve de fondo el cuadro esplendido de una naturaleza no tocada por la civilizacion, acaba de hacerlo en nuestros dias un gran artista cuyo instrumento de expresion no ha sido la palabra sino las imagenes que capta la camara.
Tabu, el film realizado por Murnau en Polinesia, nos lieva a un verdadero paraiso terrenal oculto en remoto archipielago del Pacifico. Nos hace vivir alii el idilio de dos indigenas, el apolineo Matahi y la Candida Reri.
Con emocion cada vez mayor contemplamos la dicha de la hermosa pareja. Nos estremecemos ante la fatalidad que la amenaza. Y en la escena final, cuando la venganza de los dioses queda cumplida, hay en nosotros esa vibracion interior que solo a la obra autentica de arte le es dado provocar en el alma del que la admira.
Tabu es, a no dudarlo, un film de los que hacen epoca.
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