Mensajero Paramount (1931-1932)

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Mgn&ajera tyaranwunt “EL CIELO POR LIMITE jj Narracion de LUIS RICARDO PERDER una cigarrillera no tiene nada de extraordinario. Ni encontrarsela tampoco. Sin embargo, por suceso tan trivial . . . Berenice O’Day, Bunny por rebautizamiento de la costumbre, llega toda sofocada al teatro en que trabaja de acomodadora. Varias veces, por no decir todos los dias, ha ocurrido lo mismo. Pero hoy no esta la Magdalena para tafetanes, ni mister Maxie Mindil, el locuaz y orondo administrador del teatro, para demoras, por bonita que sea la demorada. Bunny recibe una filipica en la cual hay citas tergiversadas de Shakespeare. Y este epifonema verdaderamente aterrador: — i Si vuelve a llegar tarde, la despido ! Bunny, empero, no es mujer que se ahogue en poca agua, ni tan siquiera en torrentes de elocuencia y enojo. a mister Mindil. Sabe jugar con el. No como gato con raton sino, lo que es sencillamente inverosimil, como un raton que jugara con el gato que lo tuviese preso entre las garras. Segura del exito, le ensena la cigarrilera. j Lindo articulo ! Oro de dieciocho quilates. Iniciales primorosamente grabadas. . . Mister Mindil la examina complacido. La pondera. Olvida su enfado. Se la guarda. Y sin pensar mas en la tardanza de Bunny, se entrega a su tarea favorita: la instruccion diaria de las acomodadoras. Digamos de paso que las acomodadoras del teatro Marathon son algo asi como coristas en cierne que circulan por entre palcos y butacas. En cada funcion, ataviadas con la indumentaria que mister Mindil juzga mas consona con la pelicula y los numeros de variedades que figuran en el programa, hacen graciosas complicadas evoluciones. La llegada de un joven elegantemente vestido interrumpe el ensayo. Viene a reclamar la cigarrillera que perdio la noche anterior, en el teatro, segun cree. Mister Mindil, no sin cierto pesar, se despren, de del hallazgo que ya I juzgaba suyo. Extremando la honradez, manifiesta al legitimo dueno que quien encontro esa cigarrillera no fue el, mister Mindil, sino miss Berenice O’Day a la cual, en toda justicia, corresponde reci'bir las gracias. Palabras triviales. Miradas expresivas. Berenice O’Day y Douglas Thayer han empezado a vivir el primer capitulo de una novela que puede titularse Amor a primera vista. * * Hora del almuerzo abreviado que en los Estados Unidos se llama lunch. Bunny y su amiga Dorothy Potter, Dodo por carino, hacia el restaurante de precios modicos. Siguiendolas, Ole Olsen, un marino. Cuerpo casi de gigante. Cara abobaliconada. Alma de hombre parvulo que nunca llegara a la edad de la malicia aunque viva mas que Matusalen. Por fin Olsen se acerca a Bunny. Tiene que decirle Conoce j muchas cosas. Lleva muy preparado todo cuanto quiere decirle. Pero, cosa que ocurre a otros menos pazguatos que el, del discur sito que llevaba tan estudiado solo alcanza a balbucear, y eso como si se lo sacaran a tirones, la parte relativa al testamento del tio que murio hace poco dejandole toda su fortuna. — I Les gustaria tener un departamento y auto ? — pregunta a ambas muchachas, aunque su intimo deseo es dirigir la pregunta solo a la pelirroja Bunnv. — <;Y a usted? — contesta ella. — Yo ya los tengo. i No me creen ? — pregunta compungido. Y explica. El automovil es un Rolls Royce. El departamento queda en uno de los me j ores barrios de Nueva York, la elegante Park Avenue. Sus deberes de marino lo Hainan, naturalmente, al mar. Mientras el viaje, miss O’Day y miss Potter podrian vivir a todo lujo en Park Avenue. Pasear en el Rolls Royce... Divertirse . . . Y les entrega las Haves del departamento y del garaje. * * * Bunny y Dodo de asombro en asombro. Como Aladino en la gruta del mago. Realmente, no es para menos. El departamento de Ole Olsen es algo estupendo. Algo digno de un cuento de hadas. Algo que las acomodadoras habian visto solo en las peliculas : limosna de ilusion que hacia el cine a sus vidas de muchachas pobres que sueiran con ser millonarias. Lo curiosean todo. Lo tocan, para cerciorarse de que no las engana la vista, de que es verdad tanta riqueza. wT'iiwa PAGINA 29