Mensajero Paramount (1931-1932)

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Mptsafera paramount “SU NOCHE DE BODAS” ■ • ; PARIS. Plaza de la Opera. Esquina del Cafe de la Paix. Gisele Landry, entre la ronda de transeuntes, con la mirada fija en los rotulos de las tiendas, busca el Instituto de Belleza del Doctor Pompadour. Lo busca, naturalmente, cor. esa femenina avidez para los lugares de maravilla donde se puede restablecer, o afirmar, la belleza. A1 fin. Gisele, desorientada, se dirige a un agente: — Me hace el favor. <;E1 Instituto de Belleza del Doctor Pompadour?. . . El agente sonrie, como sonreiria un abate de Versalles : — I Es para ustecl ? — Si. ; Por que lo pregunta? — Porque no le hace ninguna falta. — Muy amable. Pero digame donde esta. — Pues no lo se. A mi tampoco me hacen falta los Institutos de Belleza. Y el agente se va, retorciendose magnificamente los tupidos bigotes de reglamento. Francis Calvet se acerca, entonces, a Gisele. Que ella le perdone si es indiscreto. Pero el sabe donde esta el Instituto de Belleza del Doctor Pompadour. Esta alii enfrente, a la izquierda. Si Gisele quiere, el mismo, que nunca tiene nada que hacer en Paris, puede acompanarla. — No es necesario — dice Gisele. — Muy bien. La acompanare. Y la acompana. — Aqui es. — Muchas gracias. -; Quiere usted que la espere? — No es necesario. — Muy bien. La esperare. Narracion de JOSE LUIS SALADO .1 — * Y la espera. Pero cuando Gisele desciende del Instituto de Belleza, bien perfumada. bien ondulada, bien taraceada por las esencias y las glicerinas del masaje, no desciende sola, sino que la acompanan madame Marchal y su hija Simone. Gran sorpresa para Francis. Simone Marchal, belleza Candida, muy de novela rosa, es su novia. Toda una novia para casarse. . . — ;Que hacias? — pregunta Simone. — Te esperaba. — ; Y como sabias que yo estaba aqui ? — Secretos mios. . . Madame Marchal y su hija parten, por la noche, para MoldoEslovaquia. Viaje de vacaciones. De vacaciones chic por supuesto. Hay un bal neario en Moldo-Eslovaquia adonde van todos los aburridos elegantes del mundo : millonarios que mastican chicle, novelistas cosmopolitas, musicos cuyas melodias se cantan al mismo tiempo en Paris, en Nueva York, en Berlin y en Viena ; vie j as damas que quieren adelgazar, muchachitos sin demasiados escrupulos que aspiran al amor de las viejas damas. . . — No hay mas remedio — concreta madame Marchal — que ir a Karlsvak. ^LAted no va, Francis? — Si. Ire a fines de semana. Antes tengo que arreglar un asunto con el compositor Claude Mallet. Quiero editar sus ultimas canciones. Claude Mallet, musico famoso para quien la gloria tiene un caliente olor a alcoba femenina, se va tambien a Karlsvak. Francis le acompana. Y, en el tren que les lleva a Moldo-Eslovaquia, los dos amigos dialogan acerca de la mujer. Buen tema para desmenuzarlo, entre nieblas de tabaco, cuando no hay ninguna prisa. A Claude Mallet, un Don Juan del pentagrama, le cansan va las mujeres... Demasiada atmosfera de besos en torno suyo. Ninguna boca femenina, bocas francesas, bocas espanolas, bocas de Berlin, bocas en flor de Roma, finas bocas de Suecia, podra darle ya otro sabor que el helado sabor del hastio. . . — Pues yo, — opone Francis — seria feliz. — ; Tu crees?. . . — Naturalmente. La mujer es siempre la gran aventura. 1! P AGIN A 5