Mensajero Paramount (1931-1932)

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Mgnsajera ^paramount pues se pone el claque y va a la calle. Pasa el autocar de una empresa cinematografica, recogiendo a los extras, vestidos de frac, que ban de tomar parte en un film. Cuando el regisseur ve a Andres, se precipita sobre el, haciendole subir casi a la fuerza. Re sign ad arnente, obedece, sentandose en el pri mer sitio vacio que encuentra. Alii se habla ruso, aleman, hungaro, yu j goeslavo. . . Por fin se dirije a su vacino de la izquierda, para saber adonde le llevan. Este c o m o no 1 e compr ende, cree que le ha pedido un cigarrillo, sac a su pitillera y se lo da. Llegan a los Estudios Paramount. El autocar se detiene. Todos descienden y sin perder momento pasan al plateau, donde se esta filmando una escena. El metteur va de un lado a otro dando ordenes que su asistente repite por medio del altavoz. Estan los focos encendidos, las camaras se mueven inquietas mientras los actores dibujan infinidad de gestos. Es el instante mas duccion . . . Andre, se da cuenta y pregunta al companero que tiene el lado : — Pero, i es que vamos a trabajar en el cine? El jefe manda a los extras ponerse en fila, para pasarles revista y, al llegar a el, grita furioso: — Muy corto su chaleco. Vea a sus companeros, todos estan bien. L sted no nos sirve. . . Pero, en fin, quedese, todo sera que cobre menos. Es tan grande su mala suerte, que el director suspende la escena en que ban de salir de frac, para substituirla por otra en que salen vestidos de chaqueta, y el, no tiene mas ropa que la puesta. — Rodara usted otro dia, — le dicen, empujandole hacia la salida. En la calle, se encuentra con Fermin, antiguo sirviente suyo, y PARAMOUNT presenta a ROBERTO REY y GLORIA GUZMAN en “UN CABALLERO DE FRAC” secundados por GABRIEL ALGARA. LUIS LLANEZA ROSITA DIAZ y ANTONITA COLOME Direccion de Carlos San Martin y Roger Capellani Es un film Paramount todo hablado en espanol REPARTO Andre Roberto Rey Totoche Gloria Guzman D’Allouville Gabriel Algara Buffetaut Luis Llaneza Susana Rosita Diaz Ninette Antonita Colome ahora empleado de las Pompas Funebres. Este, al verle vestido de etiqueta, le pregunta si ha asistido a algun entierro y con mucha gentileza le invita a subir al coche de la casa mortucria, que el mismo conduce. Le llevara hasta la ciudad, donde debe servir un lunch de boda. Acepta. Llegan i al restaurante Borniquet y al des* cender del automovil, un hombre gordo y sudoroso, le empuja bruscamente hacia varios invitados, tomandole por el novio : — Venga usted que nos van a hacer una fotografia. E11 el grupo, adernas de la pare j a que va casarse, figuran tipos muy graciosos. El fotografo reparte entre el los algunas flores, suplicando : — Quietos... No se muevan. Se abre la puerta del comedor y apa bello de la pro rece el camarero, diciendo : — Senores invitados : el lunch esta servido. Todos se levantan y corren hacia la mesa, atropelladamente, precipitandose sobre las viandas que devoran enseguida. Cuando llega Andre, que tiene un hombre canina, no encuentra nada que comer. Desesperado, vuelve a la calle. Frente al restaurante, hay un taxi. El chofer, creyendo que desea subir, le abre la portezuela, solicito y respetuoso. • — <: Adonde vamos? Se acuerda de que solo tiene cuarenta centimos en el bolsillo : — Al Bosque. . . O, si no, lleveme a Saint-Germain. Mira, repetidas veces, el contador que ya marca treinta y cinco francos, y al llegar a Les Ambassadeurs, se apea y corre al encuentro de su camarada, D’Allouville, para que le invite a comer. Por desgracia, este acaba de arruinarse en las carreras, donde perdio los unicos quinientos francos que tenia. Los dos estan en ayunas, y se resignan a pasear por entre las mesas, contemplando las fuentes llenas de exquisitos bocados, mientras adoptan el aire PAGINA 26