Mensajero Paramount (1931-1932)

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Nuevo Mensajero Paramount “ALIAS Lu Condesa coloca en una situation delicada al banquero lugareho que se fio de ella. I A escena es el departamento de mujeres de un famoso presidio norteamericano. La Condesa de Auburn (Auburn es el nombre de ese presidio) ofrece un te a sus amigas, quienes escuchan embobadas a la ilustre reclusa. La ocasion es la salida de esta del establecimiento penal en donde acaba de cumplir una de tantas condenas por estafa. Terminado el convite y despues de las despedidas de rigor, la Condesa (Alison Skipworth) se dirige a la oficina del alcaide en donde este funcionario le entrega los cinco dolares que una ley juiciosa y precavida ordena que se den a cada preso al salir del presidio. La Condesa se despide de su anfitrion, como ella ironicamente llama al alcaide, no sin antes dejar en sus manos un reloj de bolsillo, que la dama de presidio asegura que es un regalo personal de la mismisitna emperatriz Eugenia, por la insignificante suma de veinte dolares. Apenas la Condesa ha traspuesto los umbrales del presidio, el alcaide echa de ver que el reloj es sin disputa antiquisimo, pero la caja esta completamente vacia. No son pocos los hombres que en el mundo han conocido y tratado, intimamente unos, superficialmente otros, a la Condesa, pero todos ellos prefieren verla entre rejas que en su presencia. La Condesa es, lisa y llanamente hablando, una mujer de cuidado, y para darse cuenta perfecta de ello no hay mas que seguirla en sus andanzas y aventuras. Despues de pasar unos dias en Nueva York, en donde hace sentir su presencia en la persona de una de sus antiguas victimas, la Condesa se acuerda de que en un lugar apartado del Wisconsin llamado Banos del LA CO Paraiso reside su verdadero esposo (Richard Bennett), quien es dueno del unico hotel que existe en aquel lejano e ignorado balneario, con sus dos hijas, Alicia (Evalyn Knapp) y Patsy (Gertrude Messinger) dos preciosos capullitos de rosa, de veinte y quince anos de edad, respectivamente. Alicia, la mayor de las hijas, esta enamorada de David Butterworth (John Breeden), hi jo unico del banquero de la localidad (Robert McWade), quien se opone resueltamente a que la boda se celebre. Patsy, la hi j a menor y la mas Hilda, sin despreciar a la otra, esta loca perdida por un sujeto de pesimos antecedentes, un tal Jack Houston (George Raft), muy conocido entre los gangsters de Chicago. Aunque a fuer de sinceros debemos confesar que la llama del amor materno jamas Alison Skipworth, alias la Condesa, sorprende a George Raft y a Gertrude Messinger en un momento comprometedor. hizo estragos en el corazon de la Condesa, no dejaremos de reconocer que, por causas que nos son absolutamente desconocidas, en esta ocasion, ya fuese por la juventud y belleza de sus hijas, o acaso fuese por su bondadosa inocencia e ingenua sinceridad, lo cierto es que la Condesa se decide a poner toda su astucia, que no es poca, y todas sus malas artes, que son muchas, al servicio de su esposo y de sus hijas procurando allanar las dificultades que en una forma u otra les afligen. Que los padres de David, austeros y orgullosos, se oponen a que su hijo se case con Alicia, no hay que desanimarse por tan poca cosa, que la Condesa se encargara de humillar el orgullo, no digamos del banquero Butterworth, sino de todos los banqueros y But INI D ESA” PARAMOUNT Presenta “ALIAS LA CONDESA” (“ Mudame Racketeer ”) con ALISON SKIPWORTH RICHARD BENNETT GEORGE RAFT EVALYN KNAPP Direccion de Alexander Hall v Harry Wacstaff Gribble Argumento y version einematografica de Malcolm Stuart Boylan y Harry Gates Henry Sharp, fotografo terworths que en el mundo han sido. Que Patsy, jovenzuela inexperta y alocada quiere fugarse con Jack Houston, a quien la Condesa reconoce como un individuo de su propia calana, no hav que irnpacientarse por asunto tan baladi, que alii esta ella para pararle los pies a Houston y a todos los gangsters y racketeers de Chicago. Que el pobre de su esposo esta a la cuarta pregunta y aun a la quinta o sexta, y que sus acreedores amenazan echarlo del hotel si no les satisface sus deudas en un perentorio plazo, no apurarse por cosa tan insignificante, que la Condesa se encargara de hacer que aquel tenga mas dinero del que ha sonado en su vida. Esta mujer, fichada por la policia de media docena de paises, en el momento mas critico, en el unico momento verdaderamente critico de su accidentada existencia, se siente madre e impulsada por este noble instinto, ofrenda su libertad a cambio de la felicidad y el bienestar de sus hijas y de su esposo. La mundana Condesa de mentirijillas da consejos a sus dos hijas: Gertrude Messinger y Evalyn Knapp, quienes ignoran el parentesco con ella. P AGIN A 74