Mensajero Paramount (1927)

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MENSAJERO PARAMOUNT AL SERVICIO DEL EXHIBIDOR ^ REVISTA MENSUAL PUBLICADA POK EL DEPARTAMENTO EXTRANJERO O. R. GEYER. Director de Publicidad Vol. V \FAMOUS PLAYERS-LASKY CORPORATION ADOLDH ZUKOR. PrwtMenb [¡ J.VENTURA SUREDA. Coeditor No. 1 El Nuevo Palacio de la Paramount UN MONUMENTO AL ARTE Y A LA FRATERNIDAD DE LOS PUEBLOS ?< E L palacio de las mil maravillas en el cruce de los caminos del mundo." Tal es la opinión de varios rotativos neoyorquinos al revistar la función de gala con que la Paramount ha inaugurado su gigantesco teatro, el más nuevo y más colosal de los numerosos que existen en la gran urbe. Tal es también el parecer, aunque tal vez mirándolo desde distinto punto de vista, de este humilde espectador que se confundió entre la multitud de las seis mil personas que asistieron a esa función y que miró con ojos de extranjero los tosoros artísticos acumulados dentro de esa enorme mole de cuarenta pisos. Desde luego, dejando a un lado sus gigantescas dimensiones y olvidándonos de la suma fabulosa que ha costado la construcción de tal emporio, el ediñcio de la Paramount bien se merece las alabanzas que le han prodigado propios y extraños. "El palacio de las mil maravillas en el cruce de los caminos del mundo" significa algo más que un nuevo teatro en una ciudad donde hay muchos, o un nuevo gigante en la urbe de los rascacielos. Se trata de un monumento al novísimo arte cinematográfico, el arte que ha cruzado todas las fronteras, que llega a las regiones más apartadas del planeta y que está haciendo el milagro de modificar el pensamiento humano y acercar y dar a conocer los pueblos que antes se odiaban creyéndose distintos. Con esta mira es que la Pai'amount ha construido un edificio eminentemente internacional, en el cual se pueden admirar obras de arte traídas de distintos lugares de la tierra y ha dado en ese palacio lugar preferente al "Hall de las Naciones," magnífica galería en la que fraternizan las banderas de treinta y siete naciones al lado de otras tantas reliquias con que cada uno de esos pueblos contribuyó a la construcción de este "palacio de las mil maravillas situado en el cruce de los caminos del mundo.'" Con esa mira también es que los discursos En esta fotografía, obtenida la noche inaugural del nuevo teatro Parainount, aparecen, de izquierda a derecha, los señores Jesse L. Lasky, primer vicepresidente de la Famous Players-Lasky Corporation; Will H. Hays, presidente de la Asociación de productores y distribuidores de películas; Thomas A. Edison, inventor del cinematógrafo, y Adolph Zukor, presidente de la Famous Players-Lasky Corporation. de inauguración se apartaron de los principios de la doctrina Monroe y proclamaron el internacionalismo de esta América gigantesca, debida al esfuerzo de los hombres emprendedores del mundo entero que aquí han contribuido y contribuyen al fomento de la riqueza del país y a la creación de obras de arte que sirvan de solaz a toda la humanidad. El palacio de las mil maravillas es un ejemplo de ello. Inútil sería tratar de describir o enVmerar las múltiples joyas esparcidas por los varios MAH 1 0 102S GIÍT OF PüSIiISHEK salones y galenas del edificio. Inútil tratar de dar una idea de las enormes columnatas de mármol, de los magníficos cuadros de arte, de los frescos, de las esculturas, de los ricos tapices, de las encantadoras Venus que emergen en las fuentas instaladas en los salones. El palacio de la Paramount, como esos palacios morunos de los buenos tiempos de Córdoba y Granada, es necesario verlo para apreciarlo. Y después de apreciarlo una vez, volverlo a ver para ver más. Rico en todo, lo que menos admira el espectador son sus gigantescas dimensiones. Al estar dentro nos olvidamos de Xueva York,' nos olvidamos de los miles de transeúntes que en ese mismo instante cruzan a nuestra espalda por la puerta del teatro y nos perdemos en las amplias galerías en una interminable contemplación de cosas bellas. Esto es lo que nos ocurrió a nosotros. Esto mismo nos pareció que le ocurría al anciano Edison la noche de la inauguración al entrar como uno de los invitados de honor a la función de gala. Impregnados de ese mismo espíritu estuvieron los discursos de lo; oradores que tomaron parte en la fiesta Tal vez por eso mismo la multitud que invadió el teatro esa noche guardó religiosr silencio mientras el alcalde de Xueva York hacía la apología de Adolph Zukor, hact treinta años humilde inmigrante que llegaba de las playas de Europa con ochenta pesos en el bosillo a la conquista de la gran urbe y que hoy es el presidente de la poderosa empresa que construye palacios de tal mag(Continúa en la página 12)