Mensajero Paramount (1927)

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6» MENSAJERO PARAMOUNT "Dioses Vanos" Thomas Meighan, protagonista de la película "Dioses vanos," de la Paramount, en cuatro culminantes escenas de este interesante film de gran intensidad dramática, acompañado de la bella y distinguida actriz Renée Adorée y del lindo niño que en él toma parte. ADOLPH ZUKOR y JESSE L. LASKY Presentan "DIOSES VANOS" (Tin Gods) Producción de ALLAN DWAN con Thomas Meighan, Renée Adorée y Aileen Pringle WILLIAM LE BARÓN Productor asociado en el estudio neoyorquino de la Paramount. PELÍCULA PARAMOUNT Basada en el drama original de William Anthony McGuire Dirección de ALLAN DWAN Adaptación de James Shelley Hamilton Fotografía de Alvin Wyckoff REPARTO Rogerio Drake THOMAS MEIGHAN Clarita Reneé Adorée Juanita Stone Aileen Pringle Toni Santelli William Powell Dr. McCoy Hale Hamilton Dougherty John Harrington Sobrestante Joe King Segundo sobrestante. .Robert E. O'Connor Billy Delbert Emory Whitten, Jr. ARGUMENTO EL doctor McCoy y el anciano cura de la población de Del Río, en los suburbios de la cual se construyó años antes un colosal puente de hierro, ven al ingeniero Rogerio Drake entrar en la pequeña iglesia del lugar, edificada sobre una colina, no lejos del sitio donde se levanta la soberbia obra de ingeniería moderna. La regularidad con que el joven ingeniero, constructor del puente, visita todos los años la iglesia, sorprende al buen cura, quien, no pudiendo contener por más tiempo su curiosidad por conocer al devoto forastero, inquiere acerca de él con el doctor McCoy, y éste satisface su curiosidad con la relación siguiente : "Joven y con un brillante porvenir en su profesión de ingeniero, Rogerio Drake contrajo matrimonio con Juanita Stone, pretensiosa y vana como criada en una atmósfera de ociosidad y lujo. En el palacio provisto por el padre de Juanita como regalo de boda a los novios, Rogerio descuidaba su profesión por satisfacer los caprichos de su esposa y ésta convertía el que debiera haber sido nido de amor y hogar tranquilo y feliz, en una especie de centro político en donde se incubaban los fantásticos proyectos de la que en las próximas elecciones había de presentarse candidato a uno de los puestos de mayor importancia en la gobernación del estado. Entregada por completo a las lides políticas y a su ambición, Juanita no sólo olvidaba sus deberes de esposa, sino que dejaba la crianza y educación de su hijito a personas extrañas cuyo único interés estaba en cobrar mensualmente el dinero de la soldada. Cansado al fin de los devaneos modernistas de su esposa, y dispuesto a poner un hasta aquí definitivo a ellos, un día, aprovechando la ausencia de Juanita, Drake despidió de su casa, con palabras harto acres, a las correligionarias de aquella. Al enterarse de la humillante acción de su esposo, la candidata a un puesto importante en la Legislatura del estado le increpó duramente. Un accidente desgraciado vino a colmar la copa de amargura de Drake. Por negligencia indirecta de la esposa y directa de la persona encargada de cuidarlo, Albertito, el hermoso niño en el cual Drake tenía cifradas todas sus esperanzas, se cayó de una ventana matándose instantáneamente. Desde ese instante, el abismo inmenso que separaba a Juanita y a Rogerio se hizo más infranqueable y al cabo de pocos días los jóvenes esposos decidieron hacer frente a la vida andando por distintos caminos. El proyecto de construcción de un puente de hierro en un lejano país, ofreció al joven ingeniero una excelente oportunidad de alejarse de los lugares donde se inició su desgracia. Mas en el remoto país a donde el destino le llevara, Drake no logró encontrar el olvido en el trabajo, sino en la bebida, a la cual se entregó de manera abyecta y desenfrenada. Convertido física y moralmente en una ruina humana, Drake se pasaba los días lejos del puente, dejando el trabajo de construcción y las graves responsabilidades de su cargo en manos de sus subalternos, y las noches en el cafetín de Toni, en donde poco a poco iba dejando su dignidad de hombre y su propia vida. Clarita, una de las bailarinas del miserable tugurio, ofreció su amor a Drake, y al rechazarla éste en medio de su inconsciente borrachera, avivó en la joven el deseo de penetrar en el corazón de aquel hombre tan diferente a los demás parroquianos del cafetín de Toni, tan prontos siempre a disputarse la vida por una sonrisa de la hermosa bailarína. Una horrible enfermedad, propia pagina s