Mensajero Paramount (1927)

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Mensajera ^cuxurwunt nable indiscreción de mostrar a su hermana, quien, a su vez, las muestra al miserable Kendall. Este, que sólo esperaba una oportunidad para practicar el chantage, se vale de las comprometedoras cartas para esgrimirlas contra el banquero y arrancarle una fuerte suma en metálico, que el malvado se \y0f&&. propone derrochar a manos llenas en compañía de su cómplice Mona. . . Pasan los días, y mientras Kendall espera con ansia el regreso de Ogden de su viaje a Europa, las amorosas relaciones de Hortensia con el joven arquitecto vuelven a renacer con más fuerza, hasta el punto de que una noche, que es precisamente la de Navidad, reunidos Heriberto y Hortensia en el hogar de aquél, en compañía de su anciana madre y de su atractiva hermana, la esquiva doncella se decide por fin a entregar su corazón y su mano al hombre que desde el día que la conoció, se sintió irremediablemente prendado de sus encantos. Terminada la cena, a la cual siguen una horas de familiar tertulia, Hortensia muestra intenciones de retirarse, a lo cual accede gustoso Heriberto, acompañándola hasta el umbral de la casa donde vive. Fresco aún en sus labios el sabor del beso que Heriberto le diera al despedirse, Hortensia se ve brutalmente atacada por un individuo enmascarado, que la exige la entrega inmediata de las cartas que el banquero Ogden la escribió durante su viaje por Europa. Hortensia se niega a satisfacer los deseos del malvado desconocido, quien, comprendiendo que le es imposible vencer la firme tenacidad de la joven con palabras, y, temeroso de ser descubierto, la maltrata de obra, hasta dejar a la infeliz doncella tendi recaen en Kendall, no se atreve a acusa,! abiertamente por miedo de comprometer ' su hermana. Al día siguiente, al dar cuenta del bru atentado de la víspera, los periódicos el nombre de la víctima con el del banquee Ogden, recientemente llegado de Europa. Al enterarse del misterioso suceso, C den se dirige, sin pérdida de tiempo, al li¡| pital, en una de cuyas camas yace la infej tunada Hortensia. A pesar de que el s ceso a la sala que ocupa Hortensia, jun con otras pacientes, está terminantemenl prohibido, Ogden consigue, valiéndose deis influencia, llegar hasta la cabecera de la e ferma. Sin inquirir por su estado, el el continúa siendo muy delicado, el banque pregunta a Hortensia por las compróme! doras cartas. Ofendida la joven por? interés egoísta de Ogden, le suplica a palabra balbuciente que se retire, ya que preocupa más el escándalo público (con cual demuestra de manera fehaciente qt sus protestas de amor eran mentira) quJ felicidad de ella. Antes de retirarse, sin osar contestar a acusación de Hortensia, por no agravar estado, el banquero encarga a los adminil tradores del hospital que cambien a la e da en el lecho sin sentido. El enmascarado agresor huye, mas las comprometedoras cartas continúan en poder de Hortensia, quien es conducida al hospital en grave estado. Aunque las sospechas de la joven PAGINA S