Mensajero Paramount (1927)

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Mensa/era ^arammuit vasos y copas, disparados por la airada mano de Gabriela, con tan buena puntería, cpie más de cuatro cabezas muestran, al poco rato, señal inequívoca del formidable bombardeo. Cuando el desorden y la baraúnda están en su período álgido, entra Luciano en el establecimiento, a tiempo de recibir un botellazo en plena frente. Al darse cuenta de su error, Gabriela trata de remediar el mal con besos y caricias, a los cuales Luciano corresponde con idénticas manifestaciones de afecto. Restablecida la calma, no sin haber sido necesario para ello pedir el auxilio de la policía, Luciano se lamenta con Gabriela de su mala fortuna, pues le es imposible vender el cuadro en el cual cifraba todas sus esperanzas, y su tutor está más resuelto que nunca a impedir su casamiento con la hu r^_ .._._,„,. milde camarera. Al día siguiente, el pintor Lambert, el mismo que la víspera recibió la bofetada causante del motín en el Café Pierre, acierta a pasear en taxi por los bule í^ vares en compañía de una dama del gran mundo. El artista propone a su compañera entrar en una tienda de florista para comprarle unas orquídeas. De una manera tan misteriosa como inesperada, mientras Lambert habla con el florista, la dama desaparece del establecimiento por una puerta excusada. Mientras esto ocurre, en el Café Pierre, situado en el lado opuesto de la calle, Gabriela sostiene un acalorado altercado con el dueño del Café, por negarse la joven a que su patrón le descuente del salario el importe de los vasos y tazas destruidos en la ba* talla de la víspera. Indignado Pierre por la J\¡ osadía de Gabriela, la persigue por entre ¿T g\ la multitud, que llena el bulevar, hasta que la pierde de vista, por haberse metido, ocultamente, en un taxímetro que estaba aguardando ante la puerta del florista. Al salir Lambert de la tienda con un hermoso ramo de orquí deas en la mano para ofrecérselo a la dai del gran mundo, que cree le está esperan en el coche, abre la portezuela y, sin dai cuenta, pone el precioso bouquet en marn de Gabriela, quien lo toma, sin osar pi nunciar palabra, en tanto Lambert se sier a su lado. Arranca el taxi con una violer sacudida, suena un beso, estalla simal neamente el chasquido de una bofeteda. i rioso, el chofer pierde el dominio del ve culo, y éste, disparado como una flec'i atraviesa el bulevar y se introduce, den: bando la puerta con ensordecedor est' pito, en el Café Pierre. Al enterarse de que la causante dé!j destrucción de su establecimiento es la coi denada Gabriela, Pierre arremete contra el con ánimo de hacerle pagar caro su afli vimiento, y mal lo habría pasado, sin d«| la muchacha, si entre ella y el airado ca|: tero no se interpone Lambert, quien, pa aplacar a Pierre y captarse la estimación i Gabriela, ofrece comprarle el establecimii to para regalárselo a la doncella, entregan a aquél, como garantía de la transacción, n tarjeta de Celestino Maraval, tesorero dej Sociedad de Artistas. Bajo la inmediata administración de C|« briela, el dinero fluye en la caja del G que es una bendición, muy a disgusto [ Luciano, que no acaba de comprewj! cómo, de la noche a la mañana, la dueñal su corazón ha venido a serlo también Café Pierre. PAGINA 12