Mensajero Paramount (1927)

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Mensajero tfamnwunt i de asegurarle que Curry es culpable de la entrega de su padre a los indios navajos. La desconfianza de María hacia el hombre que contra todos y a pesar de todos quería salvarla de caer en las garras del desleal amigo que buscaba su perdición, crecía por momentos. En estas circunstancias, Guillermo Newton pasaba a los ojos de María como un héroe, mientras que Juan Curry no era más que un villano redomado que pretendía seducirla. Sin embargo, el tiempo no tarda en sacar a la incauta joven del error en que se halla. Soliviantados los indios pielos rojas por las infames maquinaciones de Guillermo Newton, quien, so pretexto de favorecerles, trata solapadamente de despojarlos de sus terrenos riquísimos en yacimientos de petróleo, una hermosa mañana el eco de los tambores de guerra de los navajos atruena el espacio, mientras las legendarias señales del humo desde la cima de los montes vecinos, escuetos de vegetación, avisan a los miembros de la tribu, que se hallan dispersos por el ancho desierto, que la rebelión contra el espoliador blanco ha estallado con indómita bravura y sanguinario encono. Mientras tanto, el profesor Mantón continúa cautivo en la cueva del Ojo de la * , mas no de los indios, sino de los infames secuaces de Guillermo Newton, quien pretende valerse de esa infame estratagema para conquistarse el Eavor de Marietta a costa de Curry, al que acusa de secuestrador de su padre en connivencia con los navajos. La reconcentración de éstos se efectúa con presteza típicamente india y con la precisión de hombres avezados a las grandes marchas a pie o a caballo por las candentes arenas del desierto. El eco acompasado y siniestro de los trágicos tambores del desierto cada vez se hace más perceptible v cercano. Los indios avanzan en línea PAGISA 26 cerrada hacia la aldea do de se halla María, con ái mo de incendiarla. Al ve se perdido, Newton hu j con unos cuantos de s secuaces hacia los camp de petróleo donde creía h liarse seguro al amparo los fusiles de los soldad del gobierno. Mientras tanto, deseo Curry de impedir el derr mamiento de una sola go de sangre, ruega al je Oso Valiente que le escuc! dos palabras de amistad buen consejo. Desenmascarado el mis rabie Newton, a quien los soldados cuya protección bu cara se encargan de poner a buen recaudo ; devuelto profesor Mantón a la libertad y a sus estudios arqueol gicos; restablecida la paz en los dominios del jefe 0. Valiente, el oro líquido surge de entrañas de la tierra llevando el biene; tar y la felicidad a innumerables h gares indios. Los tambores del desierto, silencij dos por la voz amiga de Juan Currj vuelven a redoblar con alegre acenlj mientras los ágiles pies de los indi<| navajos trazan caprichosas figuras <| religioso simbolismo sobre la arena dj desierto . . .