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UNA OBRA MAESTRA DE LA CINEMATOGRAFÍA
Así, sin ambages ni eufemismos de ninguna clase, ha calificado la crítica cinematográfica a la película El destino de la carne, en la cual el formidable ictor Emil Jannings hace su debut en películas de la Paramount. Al emitir su juicio crítico acerca de esta preciosa joya de la cinematografía moderna, un ilustre escritor americano dijo que en ella se halla combinada la delicadeza de un Rembrandt, el vigor de un Velázquez, la fuerza de un Wagner y la dramaturgia de un Shakespeare. Otros críticos han declarado que lo más impresionante de El destino de /j
su mujer y sus hijos para ver lo que pasa ba. Afortunadamente no lo reconocieron. Estaba ya por llevárselo el policía cuando a súplicas de la mujer lo dejó libre, para que no sufriera el pobre en una noche tan bendita como aquélla. El hijo mayor, el violinista, acercándosele, le preguntó que por qué andaba de aquel modo, que si no tenía que comer que entrara, que lo sentarían a su mesa, más el viejo, con una sonrisa acariciadora y una voz dulce y suave le contestó que su alma estaba ya completamente satisfecha, que nada le faltaba, que tenía un hogar feliz y que nada más podía desear en este mundo.
El joven le entregó unas monedas que el viejo recogió, besó, y acarició entre sus manos, como había acariciado aquella otra que le diera a la salida del teatro, y bendiciendo aquella casa santa de la eme él se hiciera indigno, se alejó, se alejó perdiéndose entre la neblina que producían los co1»'- de nieve que caía en abundancia, desvaneciéndose lentamente su silueta en la penumbra de la noche inclemente que con sus rigores lo azotaba. Y ya no volvió más. De su memoria sólo quedó la piedra que en vida pudo contemplar rodeada amorosamente con la corona de siemprevivas que unas piadosas manos depositaron allí como un imperecedero recuerdo.
carne es el sentimiento humano y emotivo que campea en todas sus escenas, s u simplicidad dramática, exenta por completo de efectismos de relumbrón y, sobre
todo, la relevante figura del protagonista, que se destaca en la pantalla con una fuerza de carácter como rara vez se ha presenciado en el lienzo cinematográfico. Emil Jannings, el protagonista de este portentoso film, lo considera la mejor interpretación de su carrera artística.
En el reparto de El destino de la carne, secundando la labor del protagonista, figuran los nombres de artistas tan eminentes como Bella Bennett, intérprete del papel de esposa de Augusto Schilling. La insigne creadora de Stella Dallas se supera a sí misma en la caracterización del papel que se le ha confiado. Phyllis Haver, a quien se ha llamado la rubia más bella de Norteamérica, está encantadora y acertadísima en el ingrato papel de la tentadora causante de la ruina del hasta entonces incorruptible Schilling. Donald Keith y Fred Kohler, otras dos prominentes figuras del reparto, están a la altura de sus respectivas caracterizaciones.
El destino de la carne, película de la Paramount que se estrenará hoy, es, en suma, una película de la cual el público conservará un imperecedero recuerdo.
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